BIENVENIDOS

Bienvenidos a esta sala de profesores. Gracias por compartir conmigo las ganas de pensar sobre educación.



martes, 9 de diciembre de 2014

COMPENSATORIA



 


Me gustaría que este artículo se leyera como quien escucha un clamor. No voy a perder la compostura; es solo que la indignación de los centros educativos tiene que escucharse.

La partida dedicada a la Educación Compensatoria en los Presupuestos Generales del Estado para 2015 ha descendido a 5,2 millones de euros, lo que supone una reducción cercana al 90% con respecto al año anterior, que se suma a la reducción en otro 68% en los presupuestos de 2013 respecto a 2012. Estas políticas de recortes en la atención educativa a grupos en dificultad social, que masacraron la escolarización temprana y los programas PROA, ahora terminan nada menos que con la Compensatoria.

¿A quién se le ha ocurrido cometer este gravísimo error? ¿Es que se desconoce el trabajo que realizan estos programas? No es solo porque garanticen la igualdad de oportunidades, derecho constitucional y humano. No es porque equilibren las dificultades de origen de muchos niños. No es porque reduzcan la tasa de abandono escolar de una población vulnerable. Es porque, al negar la compensación educativa a los alumnos con desfase curricular o que pertenecen a minorías culturales, se hipoteca el futuro de miles de ciudadanos a quienes se priva de la que puede ser su única oportunidad para aprender, integrarse con éxito en la sociedad, trabajar dignamente, progresar. Y no hay derecho. Lo repito: no hay derecho.
Con esta medida, España definitivamente no podrá cumplir los objetivos de la estrategia Europa 2020:
elevar el nivel educativo y reducir la tasa de abandono escolar prematuro al 10%. No hemos dado ni un solo paso adecuado para lograrlos aunque son de obligado cumplimiento para los miembros de la UE.

El pasado mes de octubre, la secretaria de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades aludió a este descenso en la partida del Programa de Educación Compensatoria para redirigir la financiación en 2015 al Programa de Educación Secundaria, Formación Profesional y Escuelas de Idiomas. No creo que haga falta explicar que la finalidad del primero es prevenir y compensar desigualdades en educación derivadas de factores sociales, económicos, culturales, geográficos, étnicos o de cualquier otro tipo, mientras que los programas para Educación Secundaria, Formación Profesional y EOI fijan sus objetivos en “la escolarización del alumnado, la mejora de la calidad de los centros educativos, el mantenimiento de la oferta educativa en las Escuelas oficiales de Idiomas, y realizar actuaciones específicas de Formación Profesional, en materia de cualificaciones y en centros privados concertados.” Estos objetivos no son banales, claro que no, pero si estamos saliendo de la crisis, tal como proclaman, debería haber ya presupuesto para todo.

Mañana por la mañana, el extraordinario maestro que lleva la compensatoria en mi colegio vendrá de nuevo a por los cinco chiquillos de mi clase que la reciben. Gracias a él están motivados, viven por primera vez experiencias de éxito, quieren aprender más, les está gustando leer, escribir y contar. ¿Es el último curso en que esto sucede? ¿De verdad nos despojan de la posibilidad real de mejorar vidas de niños y jóvenes? Es probable que el efecto de este recorte no se vea de inmediato en los despachos –en las aulas será dramático, ya lo anticipo- pero la ausencia de los programas de refuerzo, becas, comedores escolares, libros, departamentos de orientación, profesores de apoyo y todas las demás ayudas tendrá consecuencias demoledoras en el medio plazo.

 Ruego a las comunidades autónomas que no abandonen a su suerte a la educación compensatoria. Las élites no necesitan apoyo y van a estudiar en Harvard de todas maneras. Los gobernantes configuran el futuro de los chicos y chicas que viven en los pueblos y los barrios. Son muchos y pedirán explicaciones.

 Nuestro sistema educativo se agota. Las desigualdades aumentan. ¿Otra vez las dos Españas machadianas, que han de helarnos el corazón? Esta vez la de quienes pueden estudiar y la de los abandonados a su suerte. Es un panorama dantesco. Duele.

Artículo escrito para el periódico Escuela.

lunes, 8 de diciembre de 2014

PESCADOR


 

Entonces el niño, a la orilla del mar de Omán, mostró el puñado de peces que llevaba envuelto en el seno, me miró con los ojos brillantes y dijo: “Para mis hermanos es la comida de hoy y tal vez la de mañana.”

Yo no me había dado cuenta hasta ese momento de que aquel chiquillo que jugaba junto a la orilla estaba trabajando. Me parecía que saltaba para salpicar a los amigos, que era un gamberrete descalzo más, alguien irrelevante. Y resulta que era pescador y sostenía a su familia.

De vez en cuando deberíamos detenernos a pensar sobre la realidad que nos rodea, sobre cómo nos afecta y lo que aportamos a ella. Es una paradita necesaria porque si seguimos siempre adelante, sin reflexionar sobre el presente, terminamos viviendo como quien camina muy deprisa pero sin saber por qué lo hace ni a dónde va, a lo loco. Y en esto pienso ahora que se termina el trimestre: ¿Ha servido para algo tanto esfuerzo? ¿Contrarresto yo, de alguna manera, el mensaje negativo que reciben los niños de esta sociedad asfixiante? ¿Les enseño algo o aprenden solos? ¿Estoy educando o simplemente escribo en el agua?

Era mediodía y las olas del mar de Omán acariciaban la orilla. Sonreí al muchacho y le pregunté: “¿Estás contento de haber aprendido a pescar?” Él me dijo mientras se alejaba con su pequeño tesoro en el vientre: “¡Claro que sí! No es mucho pero sin ese aprendizaje mi vida hubiera sido completamente diferente.” Antes de perderle de vista, grité: “¿Y llevas tiempo en esto?” ´Él se detuvo, volvió a mirarme y con una sonrisa que le iluminó toda la carita me respondió: “Apenas unos meses. Me enseñó una persona muy sencilla, nadie importante o que salga en los periódicos. Un simple maestro.”

 

martes, 2 de diciembre de 2014

¿Qué es una mariposa?

 
 
 
 
 
 
¿Qué es una mariposa? ¿Un minuto de belleza entre la oruga y la nada? ¿El resultado efímero de una metamorfosis? ¿Un recordatorio de la fugacidad del tiempo? ¿Una mariposa es un “apenas”, un “ya se fue”?


No; una mariposa es un ser vivo bello y pleno que despliega sus alas y sabe volar. Es una belleza que nos detiene y nos distrae de la preocupación. Parece estar dibujada de colores para provocar la sonrisa de un niño. Una mariposa es un presente.


Y, por cierto, ¿qué es un niño? ¿Es un ser incompleto, un proyecto de futuro, una transición? ¿Es un “menor”, un “menos que”, un “todavía no es”? ¿Un receptor pasivo de los cuidados y descuidos del adulto? ¿Una arcilla barata que sirve solo para ser moldeada?


No; un niño es un sujeto pleno y real que desenvuelve su vida aquí y ahora. Cada niña, cada niño aporta algo singular a la familia y la sociedad, y no solo recibe pasivamente de ellas. La infancia y la adolescencia no son simples etapas de tránsito sino momentos de la biografía concreta de seres individuales. Un niño siempre es una persona completa y total. Un niño es un presente.


Y tú, ¿qué eres? ¿Un caminante que no se detiene nunca? ¿Una pieza del engranaje de la comunidad? ¿Un saco de obligaciones? ¿Un ente zarandeado por las circunstancias? ¿El consumidor de los anuncios, el porcentaje de las encuestas? ¿Un rescoldo de juventud? ¿Un proyecto de ancianidad?


No; tú eres único, eres única. Constituyes una parte imprescindible de tu entorno porque aportas muchísimo sentido a la vida cotidiana. Eres una fuente de valores, un espejo en el que alguien se mira, la encarnación de tus propios sueños. Vives y, por tanto, estás en tránsito, abierto a mil posibilidades, pero eres siempre y en toda circunstancia una persona completa, digna y plena. Tú eres un presente.
 
Intuyo que el presente es el lugar desde el que nos mira Dios.
 
Artículo escrito para la revista 21RS

martes, 18 de noviembre de 2014

Invitados en el San Miguel



Todos los profesores sabemos que una de las claves del progreso de los alumnos es la autoestima. Este concepto, utilizado tantas veces fuera de contexto, implica la capacidad de mirar un objetivo, mirarse a uno mismo y deducir algo tan sencillo como “puedo hacerlo.”La pedagogía ha incidido sobre esa mirada que debe ser a la vez objetiva y amorosa. Sin embargo ha olvidado en muchas ocasiones que los activadores de la autoestima, y de la voluntad, son los objetivos referenciales, la “metas”. Paradójicamente, la LOMCE ha querido recuperar las metas educativas pero al revés, convirtiéndolas en banales “resultados PISA”.

La educación no ha dejado de ser un factor de movilidad social, aunque lo afirmen quienes justifican con ello la falta de atención a los niveles menos favorecidos. Una etapa obligatoria con suficiente apoyo y un buen sistema de becas siguen siendo el trampolín para que cualquier persona llegue a donde se proponga, aunque su punto de partida esté muy abajo. Lo que debe aportar cada individuo, a cambio, es una aspiración y mucha voluntad.

Pues bien, los niños y niñas de las zonas menos favorecidas tienen dificultades para conseguir esas aspiraciones. Les cuesta mucho proyectarse a sí mismos en el futuro. No solo porque la infancia es, de todas las etapas biográficas, la más incardinada en el presente, un tiempo que los niños viven en toda su intensidad, sino porque les faltan modelos concretos en su entorno. Sus familias se han anclado también en el presente inmediato, tal vez porque cuando es durísimo no se puede pensar en otra cosa.

Los profesores del colegio público San Miguel intentamos compensar esta falta de referencias. Lo hacemos constantemente en el ámbito cultural, e incluso en el lúdico, pero también queremos aportar a nuestros alumnos experiencias que les muestren modelos profesionales, hombres y mujeres que encarnen opciones vitales distintas a las que proporciona su entorno. Nos preocupa que un alumno de sexto de primaria crea que un periodista es un personaje tan fantástico como Luke Skywalker, o que existe la profesión de “famoso”.  De ahí que estemos invitando cada mes a un profesional distinto para que se encuentre con los alumnos de sexto de primaria y hable sencillamente de su trabajo. Hasta ahora, han pasado por el aula Álvaro de Juan, actor de la Compañía Nacional de Teatro Clásico joven y el periodista Pablo Gutierrez del Moral. En los próximos meses esperamos a un científico, una publicista, una fisioterapeuta y un arquitecto.

Los alumnos viven con mucho interés estos encuentros, preguntan, participan, se preparan previamente informándose sobre la profesión concreta y “retratándola” para comprobar si ellos tienen cualidades que se ajustan a soñar con ella en el futuro. Y por supuesto, las tienen. Abrir las ventanas para que aquella chiquilla a la que le gusta escribir se imagine a sí misma como periodista es muy bello. Y como nos ven disfrutar a la vez que ellos sabemos que les estamos enviando también buenas referencias sobre una profesión que tienen muy cercana: la de maestro.

miércoles, 29 de octubre de 2014

EN PRESENTE




En un libro que recomiendo, “De menores a protagonistas”, la socióloga Lourdes Gaitán – presidenta del Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia, GSIA-  plantea una reflexión que merece ser tomada en cuenta.

Dice la profesora Gaitán que es necesario un cambio de mirada sobre la infancia. En todas las normas y representaciones sociales, los niños y adolescentes aparecen como objetos protegibles y como proyectos de persona. La percepción de los niños está condicionada por la evidencia de sus limitaciones vistas desde la psicología evolutiva, por eso son frecuentes las tautologías como “su comportamiento es infantil”. Esta percepción del niño como persona incompleta se traduce también en el uso indiscriminado de la expresión “menores”. “Menor” es un concepto jurídico establecido arbitrariamente como edad para que se apliquen determinadas leyes, pero en el lenguaje cotidiano un “menor” es un “menos que”, un “todavía no es”. Así, como futuribles, los ve la ley de educación actual, que incluso se relame pensando en mano de obra cualificada sin comprender que en qué y a quién afectan cotidianamente los recortes presupuestarios. Pero así también los vemos los docentes, que en ocasiones traspasamos con la mirada al alumno de hoy mientras la fijamos en un horizonte de preocupación por su mañana.

Lourdes Gaitán nos anima a considerar a los niños y adolescentes única y exclusivamente como presentes, es decir, sujetos plenos y reales aquí y ahora. Exige que se aprecie cómo aportan su singularidad a la construcción de la familia, la escuela y la sociedad, y no solamente cómo reciben pasivamente de ella.

Es un cambio de visión pero podría producir un cambio de paradigma educativo y, desde luego, un cambio en la relación profesor- alumno. Si los niños y adolescentes son verdaderos actores de la vida social, entonces participan de las mismas ventajas, desventajas y riesgos que el siglo XXI impone al resto de las personas, y están afectados de lleno por los cambios vertiginosos de nuestro mundo globalizado. Si son personas del presente, plenas en su estado actual, son capaces de ser y de obrar, de participar y de reinterpretar lo que sucede. Si la infancia y la adolescencia no son simples etapas de tránsito ineludible, sino momentos de la biografía concreta de seres individuales, tal vez los educadores debamos escucharlos más, solicitarles mayor participación, apreciarlos como un todo. Y esto no implica dejar de educar ni establecer una horizontalidad entre profesor y alumno sino comprender que la relación del aula se establece entre personas únicas que se encuentran en puntos diferentes de su historia y tienen visiones del mundo propias, enriquecedoras para ambas partes. Solo así se puede comprender por qué los niños son sujetos de derechos, por qué aprenden mucho más de lo que les enseñamos los adultos, por qué se impregnan de lo que les rodea y reciben tantas influencias externas, por qué deben ser escuchados, atendidos y considerados en la escuela, la familia y la sociedad. La educación reglada deja de tener así un carácter visionario para convertirse en una intervención activa y concreta, de persona a persona.

La segunda propuesta de Lourdes Gaitán tiene un carácter aún más dinámico. Se trata de considerar la infancia como parte permanente y estable de cualquier estructura social, aunque los individuos que la constituyen se renueven constantemente. Por tanto, los niños no son unos entes a la espera de la consecución plena de los derechos sociales mientras viven sometidos a la voluntad del colectivo adulto, ni una arcilla moldeable, sino una parte importante de la sociedad, a la cual imponen obligaciones, de la que deben recibir sus derechos, que aportan riqueza a la vida cotidiana.

Y la tercera propuesta, no menos sugerente, es considerar que la etapa escolar es un trabajo real, que los niños realizan sin que nadie lo considere como tal pero que constituye una aportación indudable a la riqueza de un país. A la riqueza moral y cultural de su ciudadanía, claro está.

Una niña de sexto de primaria me decía hace apenas una semana: “siempre me están  tratando como a una turista”. Sin haber leído a la profesora Gaitán, ella exigía de los adultos ser considerada una persona completa y total, en el presente. Eso me pasa a mí también, ni más ni menos. Esta chiquilla está tan de paso hacia su etapa adulta como yo misma lo estoy hacia la vejez. Los seres humanos estamos siempre en tránsito y siempre en presente. Debe de ser cosa de la propia vida.



Artículo escrito para el periódico Escuela






















































































 
 
 
 
 

domingo, 12 de octubre de 2014

Y TODAS


 
 
En España, hace cincuenta años, las mujeres con carnet de conducir eran pioneras perfumadas de insumisión. Prácticamente ninguna madre de familia desempeñaba una profesión, aunque la hubiera estudiado, porque la casada debía tener – atención a la frase- “la pata quebrada”. Manuela, la primera doctora en Medicina de la Facultad de Cádiz, tuvo que marcharse a los Estados Unidos. Allí vive todavía.

 
Las jugadoras de voleibol de esta fotografía - campeonas del mundo en esa modalidad deportiva- son de China, un país donde hasta hace cincuenta años se oprimían con vendajes los pies de las mujeres. Era una tortura para impedirles el movimiento, escondida bajo el disfraz de canon de belleza y, por tanto, aceptada.





Malala Yousafzai nació hace solamente diecisiete años en uno de los lugares más hermosos de la Tierra, el Valle de Swat, en Pakistán. Pero nació niña, y eso le impide ir a la escuela en una zona dominada por el régimen de los talibanes. Malala defiende su derecho a la educación con su propia vida, ha sobrevivido a un atentado y ha tenido que exiliarse. Desde entonces lucha por la escolarización plena de las niñas del mundo, y nos muestra a todos una realidad que afecta aún a dos terceras partes de la humanidad y que se simplifica en unas cuantas palabras incómodas: sigue habiendo opresores y oprimidas. Queda mucho por recorrer.

La igualdad de derechos entre hombres y mujeres es un camino lleno de obstáculos pero en apenas unas décadas se ha convertido en una verdadera ruta y avanza. En nuestro primer mundo, las universidades rebosan de chicas. Poco a poco, contra viento y marea, van ascendiendo a puestos de responsabilidad. Para ello no necesitan tanto de cuotas como de hombres que las valoren por lo que pueden aportar. Creo que esos hombres ya están aquí, en la generación más joven: son los hijos y los nietos de las pioneras.

Las mujeres de China han pasado, no sin dolor, de los pies diminutos a las zapatillas de deporte. Es una revolución y así debemos considerarlo.

Malala acaba de obtener el Premio Nobel de la Paz. Está amenazada de nuevo pero la condena produce un rechazo tan unánime que cae sobre quienes la han proferido.
 
Poquito a poco, este mundo cansado va siendo un espacio en el que cabemos todos.
Y todas.

 

miércoles, 17 de septiembre de 2014

PANORAMA DESDE EL AULA


 
Desde la ventana de mi aula- cuarto de Primaria de un colegio público de barrio en Madrid- se ve a lo lejos un inmenso esqueleto, una rueda de hormigón y acero que oculta el horizonte. Quiso ser un edificio emblemático, nada menos que la Ciudad de la Justicia, pero se quedó a medias y ahora no es más que el injusto recordatorio de un proyecto faraónico. Uno más de este periodo reciente durante el cual todos los deseos políticos pudieron hacerse realidad porque el dinero público no era de nadie.

Si, aún con ese horizonte en la retina, contemplo mi aula ventana adentro, reconozco con tristeza los recortes en educación que han sido la consecuencia del despilfarro previo de millones de euros. Ventana adentro, condeno a esa abortada ciudad de la justicia, a los aeropuertos fantasmas y a las cuentas corruptas. Por culpa de ese desenfreno mi centro no cuenta este curso con el imprescindible especialista en Audición y Lenguaje. Por culpa de ese desenfreno, en mi centro –que escolariza en cada aula al menos a tres alumnos de integración- compartimos con otros muchos un solo especialista en Pedagogía Terapéutica, a razón de un día para cada colegio del distrito. Así que, si el panorama de mi vista viaja desde la Ciudad de la Justicia hasta el centro del aula, solo puedo pensar que esta pequeña escuela pública de barrio, situada apenas a diez kilómetros de la Carrera de San Jerónimo, se encuentra sin embargo a años luz de las actividades de los fabricantes de políticas.

Sin embargo, si mi mirada inicia su recorrido en el propio centro, el panorama no es pesimista en absoluto. En la sala de profesores de este pequeño colegio habita un claustro de titanes. Como está sucediendo en todas partes, sus profesores son capaces de tomarse como un reto que haya dos leyes de educación en vigor de manera simultánea, a pesar de las dificultades de organización, de que aún no han llegado los libros y de que apenas hay pautas para programar. Pero nada de eso importa porque hay unas maestras y unos maestros capaces de asumir la desaparición de los ciclos en la enseñanza primaria y seguir programando actividades conjuntas; profesionales que no dudan en apuntarse a seminarios de formación, que preparan proyectos de mejora y de innovación, que se reúnen para pensar, que salen del aula agotados cada día y entran felices al día siguiente. Todos los profes imparten- impartimos- clase en varios cursos, vigilamos tres o cuatro recreos por semana, apoyamos a los alumnos y nos apoyamos unos a otros. Los tutores y docentes de cursos LOMCE se devanan los sesos para adaptarse a una nueva ley que cae desde lo alto como un chaparrón de esos que encharcan sin refrescar, pero ni se desaniman ni protestan. Y yo, con toda humildad, intento seguir su ritmo y aprender mucho de ellos.

El panorama desde mi aula, por tanto, está lleno de confianza en los profesionales de la enseñanza pública. He leído hace pocos días una frase brillante que no comparto. Dice así: los docentes tienen tanta libertad para desempeñar su tarea como el conductor atrapado en un atasco la tiene para elegir la música que va a poner en el radiocasete. No me gusta ese pesimismo destructivo. Está claro que hay dificultades,  una burocracia que constriñe, recortes en ayudas imprescindibles que nunca llegan y que están relacionadas siempre – no se dude- con el capital humano. Pero hay también libertad porque la comunicación educativa es un camino ético, un modo de estar en el mundo. Convivir con los alumnos al cien por cien de la capacidad de cada profesor, dando lo mejor de nuestro presente por su futuro, es una opción embriagadoramente libre. Es la opción de la docencia, la nuestra.

Comparto, esta vez de corazón, un pensamiento de José Antonio Marina: la inteligencia práctica es la cumbre de todo el despliegue intelectual, y es la inteligencia necesaria para educar. Así que, en pleno uso de la porción de inteligencia práctica que me haya correspondido, me propongo dar la espalda en la medida de lo posible al fantasma de la Ciudad de la Justicia y mirar con orgullo a mis alumnos y a mis compañeros de claustro. Las cuentas sobre el despilfarro las pediré en el recto uso de mis opciones como ciudadana, pero en otro ámbito.

Si mi mirada recorre el aula de cuarto de primaria se encuentra con la mirada de un niño.

Feliz curso nuevo a todos.

  (Artículo escrito para el periódico Escuela) 

 

lunes, 28 de julio de 2014

La niña que salvaba libros en Gaza


Entre todas las imágenes terribles de este terrible mes de julio hay una que me ha emocionado especialmente: la de esta niña palestina que rescata sus libros de los escombros tras los bombardeos de Gaza.

Pienso que esta pequeña es el símbolo de lo que las escuelas pueden hacer para mejorar el futuro, porque el objetivo último de la educación es que no haya más guerras. Nunca.
 
Mientras rescata sus libros nos envía a todos un mensaje de esperanza: fue la belleza quien derrotó a la bestia. La niña de Gaza, serena y bella, que abraza a través de la educación y la cultura un futuro mejor, nos asegura que el mundo será para ella. Que ella ganará. 
 
El corazón de todos los docentes está hoy con esta niña de Gaza.

sábado, 5 de julio de 2014

Algunas preguntas y respuestas sobre padres, hijos y vacaciones de verano


 

 


 

Las vacaciones son los días de disfrute que todos estamos esperando. Sin embargo, en muchas ocasiones, son difíciles de afrontar. Sencillamente, no sabemos muy bien qué hacer con nuestros hijos. Y no solamente durante ese mes de vacaciones de ellos que no coincide con las nuestras. En muchos casos, por desgracia, ni siquiera sabemos qué hacer cuando estamos todos juntos.

Sin embargo, las vacaciones, el tiempo de estar juntos y descansados, deberían ser siempre una fuente de energía para afrontar los retos del año.

 
Sin pretensión de dar infalibles “recetas de cocina”, y sabiendo que cada familia es diferente, me gustaría contestar a algunas de las preguntas que durante muchos años me han realizado los padres de mis alumnos. Son respuestas que pongo yo en práctica en mi familia y con mis hijos.

 
Pero antes y para empezar con buen pie, hay que hablar del PRIMER DÍA DE VACACIONES. Los niños o jóvenes llegan a casa con un montón de carpetas y cuadernos llenos de trabajos: HAY QUE VERLOS, SENTARSE CON ELLOS, PASAR LAS HOJAS Y COMENTARLOS. Esos trabajos y dibujos muestran muchas horas de esfuerzo en la vida de nuestros hijos. Les parecerá increíble que no les demos ninguna importancia. NO ES EDUCATIVO MOSTRAR INTERÉS POR EL RESULTADO (LAS NOTAS ) Y NO POR EL PROCESO.

Si actuamos así, no estamos valorando el camino sino la meta. Y, según todos los poetas que han existido, la meta es el camino.

 

1.¿RUTINA O ANARQUÍA?

Nuestros hijos necesitan pautas y referencias. A partir de ellas, desarrollan su propia libertad. Hay que encontrar la “rutina del verano”, más suave y menos impositiva que la del invierno, pero muy necesaria para dotar de contenido a unas vacaciones larguísimas.

Leer un rato antes de bajar a la playa, realizar algunos ejercicios de un cuaderno de vacaciones después de comer...

Si lo pensamos, también los adultos tenemos una “rutina de verano”, que, por contraste, nos relaja y nos descansa.

 

2.¿HAY QUE HACER DEBERES EN VERANO?

La respuesta varía según edades y circunstancias. Los más pequeños pueden dedicar un ratito a leer, los que han suspendido alguna asignatura deben dedicar al estudio algunas horas. Las vacaciones se pueden distribuir: si estamos sólo quince días en la playa, deben ser de descanso absoluto. Si los niños pasan dos meses en el pueblo, pueden hacer algo cada día sin problemas...

En general, lo más recomendable es pactar unos días de descanso absoluto para todos y el resto, buscar una rutina en la que entre un poco de trabajo.

 

3.¿SON RECOMENDABLES LOS CAMPAMENTOS?

En muchos casos, el trabajo de los padres los hace inevitables. Lo que no debe ocurrir nunca es que coincidan con las vacaciones de los padres. No se puede dar a un hijo la sensación de que mi descanso depende de su ausencia. Las vacaciones son un momento privilegiado para estar juntos.

Para los niños sin hermanos o con algunas dificultades de relación son muy beneficiosos. También en el caso de niños sobreprotegidos. Sin embargo, no soy partidaria de “obligar a ir”, ni de mandar a niños muy pequeños.

 

4.¿ES BUEN MOMENTO PARA INTRODUCIR HÁBITOS?

Es muy buen momento para los hábitos de salud y de higiene, desde el control de esfínteres en un bebé a la ingestión de fruta y verdura en el niño con problemas de peso; también, para iniciarse en la práctica de muchos deportes o de un idioma. No es buen momento para adquirir los hábitos de estudio.

Es el momento idóneo para abrir fronteras a nuestros hijos con un viaje y para estrechar lazos familiares, por ejemplo, con los abuelos.

Si tenemos hijos adolescentes de cierta edad, es indispensable una conversación seria y profunda sobre los hábitos de salud referentes a la sexualidad.

 


5.¿ SE VE MÁS TELEVISIÓN EN VERANO?

Si no se encuentra una rutina educativa, puede ser lo único que se haga. Tenemos que ofrecer a los hijos alternativas serias a la tele, aunque nos cueste un esfuerzo.

Es imprescindible fomentar la reunión alrededor de la mesa. Seguro que en vacaciones podemos comer y cenar juntos la mayoría de los días, pues bien: sin tele, hablando..., contándonos nuestra vida o contando chistes pero sin renunciar a ese enriquecimiento.

 

 
6. ¿ES CONVENIENTE VIAJAR CON LOS NIÑOS?

A partir de cierta edad, cuando poseen ya autonomía y se pueden adaptar a cambios de comidas, viajar con los hijos es un maravilloso enriquecimiento. Ver mundo, adaptarse, conocer, ver en realidad el monumento que se estudió, defenderse diciendo “buenos días” o “gracias” en otra lengua (que no tiene por qué ser la autóctona de Bora- Bora, puede ser el gallego o el catalán), crea en los hijos unas pautas de conducta para siempre. Tendrán “mundo”, serán más abiertos y tolerantes.

Si es materialmente posible, creo que no se puede renunciar al privilegio de viajar en familia.

 

7 ¿CÓMO SE DEBEN ABORDAR LOS SUSPENSOS?

 Con realismo. Sin reacciones volcánicas o castigos apocalípticos que siempre tienen en el adolescente un efecto de rebote.

Hay que pedir una responsabilidad al hijo. Tiene que ver que el resultado responde a una actitud de él. Quiero creer que a ningún padre le coge un suspenso en junio de sorpresa, porque siempre se ve venir, corresponde a una serie de calificaciones negativas anteriores.

El mal estudiante tiene que elaborar una rutina de verano más planificada y seria y responder de ella. Los castigos que no estén relacionados con lo estrictamente académico: sin tele, sin postre, sin fiesta en casa de los amigos...sólo sirven para deteriorar la confianza.

 
 

8.¿ Y SI ESTAMOS SEPARADOS?

Si sólo se dispone de quince días o un mes al año para compartir con los hijos, hay que procurar hacer compatible las ganas de estar juntos y la diversión con la necesidad de orden y la tranquilidad del niño. No es mejor padre el que da más diversión y locura , sino el que da más seguridad y tranquilidad.

Hay que vivir esas vacaciones con naturalidad, aprovechar para hablar, para compartir. Si el niño debe adaptarse a la convivencia con una persona nueva, naturalidad es la palabra clave.

Es imprescindible que el niño viva una cierta continuidad de hábitos entre las dos familias. Y nunca, nunca aprovechar para arreglar con él cuentas que no le corresponden.

 
 

9. ¿SIRVE EL VERANO PARA ALGO MÁS QUE PARA PASAR EL TIEMPO?

Fundamentalmente debe servir para desarrollar la propia personalidad, las aficiones...lo que se denomina OCIO CREATIVO.

Para que el aficionado a la lectura, lea; el pintor, pinte; el deportista, se machaque; el cocinillas, cocine; al que le encante tumbarse a la bartola, medite al sol; el sociable no se separe de su pandilla... Nuestros hijos muestran desde muy pronto sus aptitudes, sus tendencias y es nuestra responsabilidad facilitarles los medios para que los desarrollen.

Hablar del cine en familia...

 

Y, SOBRE TODO, EL VERANO SIRVE PARA CONVIVIR EN FAMILIA.

 

 ALGUNAS IDEAS

 

·       ¿Por qué no invitar a un primo que vive fuera durante una semana y hacer el viaje soñado por nuestra propia ciudad?

·       ¿Por qué no ver juntos y en familia algunas películas clásicas en vez de Hotel Glamour? Son obras de arte, sorprendentes para ellos y las disfrutan de veras. Para nosotros es como volverlas a ver por primera vez.

·       ¿Por qué no practicar algún deporte todos juntos? Para la vela hace falta un nivel económico, pero...¿y para el tenis?

·       ¿Por qué van a disfrutar más de Disney World que de París? ¿No subestimamos a nuestros hijos?

·       ¿Qué tal que el inapetente sea el encargado de preparar la ensalada o de hacer un batido? Va a disfrutar y aumentará su interés por la comida.

·       ¿Qué tal comprarse una guía de astronomía y aprovechar las noches de verano para ver y nombrar a las estrellas?

·       Las madres que llegamos agotadas al verano para seguir estando a disposición de los demás, no dejemos de tener presente que, a pesar de todo, cada verano sigue siendo maravilloso y único.

martes, 24 de junio de 2014

Tres de cada diez de nuestros alumnos viven bajo el umbral de la pobreza


El informe anual de UNICEF desvela una realidad que los docentes conocemos muy bien: un 27% de los niños españoles viven por debajo del umbral de la pobreza. La cifra es tan escandalosa que hay que repetirla para creerla: casi tres de cada diez niños españoles malviven, pasan hambre a diario y frío durante nueve meses del año, sufren falta de higiene, están expuestos a enfermedades, a abusos y desamparo. Eso significa vivir bajo el umbral de la pobreza. 
Hay miles de docentes implicados en esta realidad, muchos de ellos en la enseñanza pública. Los hay pagando de su bolsillo becas de comedor, comprando libros, colaborando voluntariamente, pero su voluntad de servicio no puede ocultar la realidad: el Estado está devorando a la sociedad a la que sirve para garantizar su supervivencia como estructura. Es impresentable que estén desapareciendo los servicios sociales mientras se mantiene vivo el artificio de los gastos suntuarios, y que los responsables públicos sirvan- BOE en mano- a los propietarios del dinero, y permanezcan ajenos a la realidad social que se sitúa bajo ellos. Alguien debería advertir a los políticos que cuando ese Estado gigantesco devore por completo a la sociedad, su función habrá terminado. Y entonces será inservible para los dueños del dinero, y desaparecerá también. 
Lamento el tono apocalíptico de este post pero es que el informe de UNICEF me ha indignado. La única manera de progresar es actuar contra este avance dramático de la pobreza, con acciones individuales, por supuesto, pero sobre todo como sociedad y como Estado. 
Reproduzco ahora la información del periódico El Mundo. Al final está el enlace para firmar la iniciativa de UNICEF sobre un Pacto de Estado por la Infancia.
Un país con menos niños cada año y esos niños cada vez más pobres. Un país donde la intervención del Estado no es capaz de atajar la pobreza infantil. Un país donde 2.306.000 niños (un 27% de la infancia) viven bajo el umbral de la pobreza. ¿Un país con futuro?
El informe anual de Unicef pinta un escenario repleto de desigualdades en España que desvela la incapacidad del Estado para proteger a los niños y la brusca reducción de los recursos destinados a la infancia. De esta forma, España es el segundo país de la Unión Europea, tan solo superado por Grecia, en el que menos capacidad tiene la intervención del Estado (mediante transferencias sociales) para reducir la pobreza: sólo 6,9 puntos frente a otros países como Irlanda que llegan a reducirla en 32 puntos.
En un informe de la Comisión Europea realizado por expertos independientes se asegura que "la situación en Rumanía, España, Bulgaria, Grecia e Italia es particularmente preocupante. De hecho, estos países combinan las tasas más altas de pobreza infantil (entre el 26 y 35%) y el más bajo impacto de las ayudas sociales sobre ellas (del 16 al 35%)".
Si se lograron ciertas mejoras hasta el año 2010, el vendaval de la crisis se ha llevado por delante, en los últimos tres años, 6.370 millones de euros de la dotación presupuestaria destinada a la infancia. De tal forma que el torbellino de la recesión ha golpeado mucho más fuerte a las familias con hijos que a las que no los tienen. De hecho, en un millón de familias con niños todos los adultos están desempleados, una cifra de hogares que se ha triplicado desde 2007.

Falta de solidaridad institucional

Unicef da un tirón de orejas a las administraciones públicas por cruzarse de brazos ante esta situación y no echar apenas ningún capote a las familias en apuros. Mientras la crisis ha demostrado la enorme capacidad solidaria de las familias (muchas de ellas sostenidas únicamente con las pensiones de los abuelos), esta solidaridad no se ha visto reflejada en ningún momento en la atención social y en la inversión pública de las administraciones.
La CE advierte: 'la situación en Rumanía, España, Bulgaria, Grecia e Italia es preocupante'
No sólo no hay ayudas, sino que, según los economistas Olga Cantó y Luis Ayala, autores de una investigación promovida por Unicef, "el sistema español de impuestos y prestaciones ha sido tradicionalmente uno de los menos efectivos en redistribuir las rentas familiares de toda la Unión Europea".
El informe destaca que en España el esfuerzo en ayudar a las familias con hijos es el más bajo de toda la Unión Europea y sólo representa el 0,5% del PIB frente al 1,4% de la media europea.
Para reducir la pobreza infantil, según las investigaciones de Cantó y Ayala, una de las herramientas más efectivas son las ayudas económicas directas a las familias con niños: "De los 27 países de la UE sólo seis no cuentan con un sistema universal de prestaciones por hijo a cargo, entre ellos España, y todos ellos están entre los 10 países con mayores tasas de pobreza infantil".

Pacto de Estado

Para Unicef es necesario un cambio de tendencia y un Pacto de Estado por la Infancia que luche contra la pobreza infantil y la inclusión social de la infancia, con medidas como establecer una ayuda universal por hijo a cargo de 1.200 euros anuales, al igual que sucede en muchos otros países europeos. También reclama una apuesta decidida por una educación de calidad que incluya propuestas contra las fuertes tasas de abandono y fracaso escolar que hay en España.
La ONG lanza así una llamada de atención ante el peligro de que se empiece a instalar la percepción de que los niños molestan, de que en la crianza no hay ningún reconocimiento social sino un castigo o de que tener hijos conlleva grandes obstáculos en la carrera profesional y una sobrecarga de responsabilidades.
Unicef quiere además combatir la idea de que la pobreza de los niños es exclusivamente responsabilidad de su familia. A su juicio, "el Estado también debe implicarse en el bienestar y los derechos de los niños porque los niños son, también, un asunto de Estado".