BIENVENIDOS

Bienvenidos a esta sala de profesores. Gracias por compartir conmigo las ganas de pensar sobre educación.



lunes, 17 de diciembre de 2018




                                  Tarjeta escrita por un alumno de mi tutoría, 4º de primaria.



Ha llegado la Navidad con sus colores. 

Los profesores empezamos con ella temprano y no podemos negarnos a celebrarla. Tantas cosas compartimos en estas fechas que cuando llegan los días señalados hemos constatado ya, mejor que nadie, nuestra condición de vecinos de un mundo pequeño. Sin embargo como ciudadanos nos preocupan los nubarrones de las crisis políticas y las dificultades económicas; en lo personal, tal vez para muchos haya desazón y problemas. Las cosas no están bonitas, ¿qué será de nosotros en 2019?



Ha llegado la Navidad con su emoción. 

Quién sabe si, precisamente por estar preocupados, no la viviremos esta vez de manera más consciente e incluso más austera.

Quién sabe si, precisamente por la incertidumbre sobre el futuro, no subrayaremos su carácter de fiesta de la familia, que celebra los vínculos con los demás y con nuestra propia memoria.

Porque la Navidad puede ser una reserva de espiritualidad de la que beber, como peces en el río, durante el resto del año; porque algún día nosotros nos iremos y no volveremos más, que dice también el villancico, os deseo a todos unos días llenos de Navidad verdadera.

Gracias de corazón por seguir este blog y leer mis libros.

                                                                                                    Carmen


lunes, 26 de noviembre de 2018

Maquillaje






Desde hace tiempo circula por Youtube un vídeo cuyo objetivo es prevenir el alcoholismo juvenil. En él, una chica muy joven enseña cómo maquillarse cuando estás borracha. El resumen del vídeo es que tal esfuerzo no conduce a nada porque la imagen está estropeada desde antes de empezar. Aunque no tiene nada que ver, lo he recordado al leer la noticia de una nueva reforma educativa sin consenso. Tal vez porque de nuevo estaría todo estropeado antes de empezar.

Antes o después tendremos en la calle la sexta reforma educativa en 40 años. Estará, como todas, llena de ocurrencias. Aún recuerdo que los estándares de aprendizaje - nunca he sabido en qué son diferentes a los criterios de evaluación- se incluyeron en la Ley Wert porque sus autores eran paleontólogos y consideraron necesario trasladar a la enseñanza obligatoria sus métodos de control. 

Por supuesto, "la nueva ley" contendrá aciertos diluidos en el presentismo de la actuación política; y esa misma politización producirá errores de bulto, como siempre. Pero si los políticos no pactan unos mínimos de acuerdo, llegará a las escuelas tan desarreglada como la muchacha del vídeo. Los profesores sabremos que "la nueva ley" será temporal, no nos la creeremos.

Si de verdad se persigue una mejora de la calidad educativa hay que partir de un consenso. Cuesta pensar que de nuevo vamos a reformar el sistema educativo bajo la premisa de que será modificado en la próxima legislatura.

La falta de pacto en educación es como un ajedrez triste. Nuestros alumnos son las piezas.

martes, 20 de noviembre de 2018

España








Hace una semana visité con mis alumnos, que estudian cuarto de primaria y tienen nueve años, la azotea del Palacio de Comunicaciones de la plaza de Cibeles, hoy ayuntamiento de Madrid. A nuestros pies se extendía lo mejor que tiene la ciudad: el parque del Retiro completo, los palacios de la calle de Alcalá y del Paseo del Prado, el mágico círculo de la diosa Cibeles contemplada a vista de pájaro, maravillosos árboles y una gigantesca bandera cuyo tamaño impresiona más desde esa perspectiva. Y de repente, un chiquillo que acaba de llegar de Venezuela me tiró de la manga y me dijo:

-Profe, qué preciosa es España.

Me emocioné, claro. 

Luego pensé cuántos españoles diríamos esta frase así, en voz alta, sin temor a ser considerados de un color o de otro. Pensé cuántos países habrá en el mundo que se avergüencen del nombre y la belleza de su patria y la escondan bajo expresiones neutras como “este país”. Y creo que en todo el mundo debemos de ser solo nosotros, los españoles, con nuestros inexplicables complejos. Ya nos llevan durando demasiados siglos.

Qué preciosa es España, tienes razón querido alumno. Ojalá sea acogedora para ti, recién llegado, y para todos los que vivimos en ella. Ojalá, algún día, todos seamos capaces de reconocer y de cuidar su belleza.

martes, 30 de octubre de 2018

FILOSOFÍA




Solo sé que no se nada. En el término medio está la virtud. Pienso luego existo. No trates a nadie como un medio sino como un fin. Yo soy yo y mis circunstancias.
A la mayor parte de los españoles estas frases les suenan a refranes o a sabiduría popular. Evidentemente, son pensamientos de grandes filósofos: Sócrates, Aristóteles, Descartes, Kant, Ortega y Gasset. Seres cuyo legado ha hecho avanzar a la humanidad, gigantes sobre cuyos hombros andamos hoy cuando discurrimos por un camino recto.

Hace apenas unas semanas, el Congreso de los Diputados votó por unanimidad que la Filosofía vuelva a ser obligatoria en 4º de secundaria y en 1º y 2º de bachillerato, como ocurría antes de la ley de 2013. De momento, no hay más que esto pero no es poco: un consenso relacionado con la educación, por fin: el primero en décadas. Por supuesto tardará en materializarse como cambio real del currículo, si es que lo hace. Con un poco más de esfuerzo por hacer las cosas bien, debería enmarcarse en un bachillerato de tres años que prepare no solo para la prueba de acceso a la universidad – como hace ahora - sino para las exigencias de la enseñanza superior. La Filosofía da el primer paso para retornar al lugar del que nunca debió salir pero qué tristeza por el tiempo perdido, por los jóvenes para quienes ha estado ausente,  por los profesores desplazados a menesteres diversos cuando son titulares de una materia tan apelativa y vocacional. Tal vez se arreglen las cosas pero, desde luego, sufriremos estrés post- traumático.

La verdad es que si nos preguntaran sobre la educación en España tendríamos que describir uno de esos grabados hipnóticos de Escher, con sus escaleras que no van a ninguna parte.  Un camino de vueltas y revueltas. Un laberinto en el cual se perdió la Filosofía, como se perdieron la Literatura y el Arte. Por cierto, ellas no regresan. Y el caso es que si olvidamos las Humanidades, podemos pensar que lo humano es nuestro lado animal. Y no: humano es lo que nos levanta del suelo. Nadie más humano que quien se hace preguntas sobre la vida, es decir, el filósofo.

En esta sociedad de la respuesta inmediata y la banalidad efímera en las redes sociales, necesitamos perentoriamente la presencia sólida de los verdaderos intelectuales. A día de hoy continúa vigente la paradoja que denunció Jean Paul Sartre hace sesenta años: solo se escucha a un intelectual cuando deja de ser él mismo, cuando se convierte en una institución o un lema. Hoy podríamos añadir: en un influencer. Nos hacen falta escritores, filósofos, científicos, artistas, profesores, periodistas y poetas que asuman una responsabilidad ante su propia conciencia cívica y ante la sociedad. Y esto es algo mucho más profundo que participar en tertulias, adornar las entregas de premios o conmemorar centenarios.

Las personas que van a asumir en la próxima década la responsabilidad de opinar sobre lo que acontece y defender la libertad, desde la preparación y el estudio, están hoy en las aulas. Decían antiguamente que una persona era tal como hubieran sido su madre y su bachillerato.

Este de la Filosofía ha sido el primer consenso educativo en treinta años. Y ahí se queda. Ay esta España nuestra por la que otro filósofo, Antonio Machado, veía pasar “la errante sombra de Caín”.

sábado, 22 de septiembre de 2018

Modelos







Os propongo un juego: vamos a imaginar que no existe el deporte de competición. Para los efectos prácticos, podemos permitir el fútbol. Solo vamos a imaginarnos que nunca hemos conocido a Rafa Nadal, a Mireia Belmonte, a Carolina Marín, a Enhamed, el nadador paralímpico… ¿Los habéis borrado de la memoria? Perfecto. En la segunda parte del juego, os propongo buscar diez modelos de conducta positivos para nuestros hijos y alumnos. La condición es que sean muy famosos y mediáticos, personas moralmente ejemplares que todo el mundo conozca. Sin Rafa y Carolina es más difícil, ¿verdad? Bueno, rebajemos las condiciones: que no sean diez sino cinco, o dos.

En el marasmo de la política, de los tiras y aflojas, de los retos y los desplantes, de las conductas que coquetean con lo inmoral, nos convendría buscar un pequeño remanso para escoger los modelos que presentamos a la gente joven porque ellos nos están mirando.

En la educación de un niño inciden tres influencias fundamentales: la primera, por supuesto, es la familia, que pone los cimientos de la ética individual; la segunda, la escuela, donde se inicia la convivencia social; pero la tercera es la sociedad misma, con los modelos que propone sobre lo que es admirable, lo que tiene éxito, lo que conviene emular. Y esta dimensión educadora incide directamente en la formación moral de los niños y niñas, es decir en el mañana.

El juego termina con siete palabras sencillas: si no hay ética, no hay futuro.


martes, 4 de septiembre de 2018

Nuevo curso







En los próximos días, más de ocho millones de estudiantes comenzarán un nuevo curso escolar. Entre ellos, con su mochila y sus cuadernos, se encuentra la presidenta del gobierno que gestionará nuestra vejez. También nuestros futuros médicos, pilotos de avión, fontaneros, periodistas y artistas. ¿Cómo queremos que sean? ¿Qué conocimientos, qué valores, qué compromiso con su país deseamos transmitirles? 

A esos niños y niñas los está preparando para el futuro un sistema educativo atomizado, con unos gobernantes separados y hasta enfrentados a la realidad de unas escuelas que ya van tomando decisiones por su cuenta. La política educativa en España lleva décadas tan condicionada que, sencillamente, ha perdido el contacto con la realidad de las aulas. ¿Recuerdan la Yenka? “Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, atrás, un, dos, tres…” Siete leyes de educación desde el inicio de la democracia, cuatro reformas educativas, una incapacidad absoluta de acuerdo y de pacto... 

La educación es la decisión del presente que más incide en el futuro. Me pregunto si los políticos españoles serán capaces alguna vez de comprender que hoy entran en el aula los españoles de mañana, una presidenta del gobierno. 

martes, 26 de junio de 2018

"FLIPPED OPOSICIONES"







En estos días se celebran las oposiciones de Secundaria en la mayoría de las comunidades autónomas. Se ha anunciado a bombo y platillo el alarde de plazas ofertadas, que si bien es fotogénico como número global, no es para tanto cuando se desciende a los pormenores de las distintas especialidades, sobre todo en la Formación Profesional. Hay ramas de FP de las que no se ha convocado oferta en una década y se descuelgan ahora con 6 plazas para la Comunidad de Madrid.

Los opositores que concurren a la OEP de Secundaria y FP son titulados superiores que cuentan, en muchos casos, con una clara vocación docente; pero también se presentan personas con saber teórico o técnico que no poseen, sin embargo, habilidades pedagógicas y ven esta selección como una oportunidad laboral.

Para que la oferta de empleo público sea una verdadera selección de profesionales con actitud y aptitud para la enseñanza, deberíamos plantearlas de manera inversa, al modo de las novedosas “flipped classrooms”. Deberíamos invertir el orden de las pruebas, poner en primer lugar la presentación práctica de la programación y el desarrollo de una clase y luego, a quienes hubieran pasado con nota esa demostración de su capacidad de comunicación, de organización, de empatía y de saber estar, les cuestionaríamos la profundidad del conocimiento teórico. Serían las mismas pruebas, sí, pero en orden inverso, de tal manera que la aptitud pedagógica fuese la criba real, la eliminatoria.

No me parece tan descabellado. ¿Alguien se atreve a pensarlo?

martes, 12 de junio de 2018

SOLO PARA SUPERHÉROES






El informe «Effective Teacher Policies: Insights from PISA» recién presentado evalúa la situación del profesorado y su papel en las escuelas que escolarizan alumnos en riesgo de exclusión social. Y llega a una conclusión que todos conocíamos de antemano: los profesores que trabajan en los entornos más desfavorecidos deben ser iconos de la excelencia.

Cuando hablamos de “excelencia del profesor” en los entornos desfavorecidos queremos decir que deben ser personas con vocación y aptitud, resilientes - es decir capaces de soportar mil inclemencias en pie y con una sonrisa-, que no se agoten al trabajar en solitario, con escasísimos apoyos, con los PTSC y orientadores compartidos con otros centros, con el mismo sueldo que todos los demás, sin reconocimiento alguno de su mérito profesional; personas en constante mejora de su formación, comprensivas, comprometidas socialmente; que acepten una atribución inmensa: la responsabilidad en solitario ante el futuro empleo de sus alumnos, sus ingresos, su salud, su fuga del umbral de la pobreza, su rol en la sociedad… 

Hace ya unas cuantas décadas, los profesores aceptamos todas las responsabilidades que no se supieron adjudicar, desde poner en práctica los fundamentos de la democracia hasta cuidar la salud bucodental. Hoy sufrimos la falta de valoración social pero agachamos la cabeza. El hecho es que nuestra mayor fuente de desmotivación como docentes es el desequilibrio entre las expectativas de omnipotencia, nuestros esfuerzos- dispersos en la amplitud de objetivos-  y los logros del alumnado.

Ha llegado el momento de decir que la educación escolar en los entornos desfavorecidos no es omnipotente. Hay una función para ella, otra para la familia, otra para la política educativa y muchas para la sociedad (medios de comunicación, modelos de comportamiento, gestores de los horarios laborales, cuidado de los colectivos en riesgo, facilidad de acceso a la cultura y el arte, inversión en mejoras sociales…)

Así que, a la vez que buscamos profesores excelentes para los centros educativos más complejos, debemos establecer con seriedad qué es una escuela, qué son los profesores, cuál es su función y qué se espera realmente de ellos. Porque el profesor excelente, que desea llevar a cabo su tarea en la avanzadilla de las dificultades sociales, necesita que en su entorno se desarrollen seriamente políticas de igualdad, de protección social, de empleo digno. Necesita una llamada de atención a los medios de masas, una puesta en valor de la cultura, que facilite el acceso de todos. Necesita que en los grandes titulares veamos por fin a personas que puedan servirnos a todos de modelo ético.

Por supuesto, ya hay algún periódico que ha aprovechado el tumulto de PISA para destacar: “En las escuelas más difíciles no es cuestión de número de profesores sino de que sean geniales.” ¿Quién aceptará tal reto?

martes, 8 de mayo de 2018

PRELUDIO PARA UN PACTO





Acabo de enviar este artículo para un número de Cuadernos de Pedagogía dedicado al Pacto por la Educación que, lógicamente, no he leído aún. Me interesa mucho conocer la opinión de quienes participarán en él, y sus propuestas para conseguir ese pacto soñado. Mi artículo, sin embargo, quiere esbozar un preludio.

En sus primeras notas van a resonar los límites de la educación escolar.

El presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim, en el Informe sobre el desarrollo mundial 2018, afirma: La educación fomenta el empleo, incrementa los ingresos, mejora la salud y reduce la pobreza. A nivel social, estimula la innovación, fortalece las instituciones y promueve la cohesión social. Pero estos beneficios dependen del aprendizaje, y la escola­rización sin aprendizaje es una oportunidad desaprovechada. Más aún, es una gran injusticia: los niños con los que la sociedad está más en deuda son aquellos que más necesitan de una buena educación para prosperar en la vida”.

En muchas escuelas se escolarizan y aprenden alumnos que pertenecen a este último grupo. Sobre sus profesores, en solitario, hace recaer el Banco Mundial una atribución inmensa: su futuro empleo, sus ingresos, su salud, su fuga del umbral de la pobreza, su rol en la sociedad… Antes de anonadarnos por completo, podemos recordar a León Tolstói en un párrafo de ese monumento humano que es Ana Karenina: “La mejora de las condiciones sociales es previa a la mejora que proporciona la educación.”  Y comprendemos que es Tolstói quien acierta.

Hace ya unas cuantas décadas, la escuela aceptó todas las responsabilidades que no se supieron adjudicar, desde poner en práctica los fundamentos de la democracia hasta cuidar la salud bucodental. También guardó silencio ante el tópico de la educación escolar como panacea universal de los desajustes personales y disrupciones sociales. Por supuesto los profesores siempre supimos que no podríamos cumplir con tan altas expectativas pero, aquejados de pérdida de identidad, dimos la razón a quienes ponían todo sobre nuestros hombros, a sabiendas de que íbamos a defraudarlos. De ahí que hoy la mayor fuente de desmotivación para los docentes sea el desequilibrio entre sus esfuerzos- dispersos en la amplitud de objetivos-  y los logros del alumno. Hemos levantado un universo sobre una premisa falsa pero ha llegado el momento de decir la verdad: la educación escolar no es omnipotente. Hay una función para ella, otra para la familia, otra para la política educativa y muchas para la sociedad (medios de comunicación, modelos de comportamiento, gestores de los horarios laborales, cuidado de los colectivos en riesgo, facilidad de acceso a la cultura y el arte, inversión en mejoras sociales…)

Así que la primera parte del preludio para un pacto concluye con este ruego: antes de establecer medidas concretas de mejora de la educación, por favor definamos con seriedad qué es una escuela, qué son los profesores, cuál es su función y qué esperamos realmente de ellos.

En la segunda parte del preludio, debemos hablar de las familias, tantas veces desorientadas y agotadas. Nadie pondrá en duda que la implicación de los padres en la educación de sus hijos necesita tiempo. Educar es convivir. Por tanto, debemos establecer un diseño más racional de los horarios laborales. El éxito del sistema educativo precisa del apoyo de la familia, de su participación en la escuela, de su disponibilidad de tiempo para atender los requerimientos de los profesores y de los propios hijos. El verdadero reto de la conciliación familiar y laboral es que permita a los padres ejercer con verdadero protagonismo su derecho y su deber de educar, y que permita a la escuela cumplir con su papel específico y propio: el lugar del conocimiento y el aprendizaje.  Así pues, el preludio de un pacto tendría que conseguir la racionalización de los horarios. Todas las medidas destinadas a lograr este objetivo contribuirán, sin duda alguna, a mejorar la educación.

El tercer momento introducirá un nuevo tema: la política educativa. En nuestro país, su mayor lastre es el cortoplacismo. Cada norma, cada ley se circunscribe al periodo de gobierno del partido de turno. La prioridad parece ser la aplicación de la ideología entendida como una marca de clan, a la que se opone el clan de enfrente cuando le llega su oportunidad. De ahí el desprecio a los dictámenes de los órganos consultivos y de representación. Por ejemplo en el proceso de elaboración de la LOMCE – que es el gran paradigma de los errores políticos en educación-  el Consejo de Estado, el Consejo Escolar y organizaciones del profesorado aportaron propuestas valiosas que contaban con amplio consenso. Fueron ignoradas y, sin embargo, habrían mejorado el articulado de la ley y aumentado su apoyo social.

Creer que las ideologías deben dictar las decisiones en educación es un residuo del siglo XX. En un país democrático occidental, pleno de tecnología e inserto en un mundo globalizado, la expresión política se basa fundamentalmente en el respeto al Derecho y en los avances en el concepto de ciudadanía. En este sentido, y salvo matices culturales, los españoles no se distinguen de los finlandeses. Aquí como allí, la gente necesita manejarse en la vida, situarse ante el mundo con suficientes conocimientos, respetar los derechos de todos, cumplir con los deberes, conseguir un trabajo digno y ser consciente del tesoro que es la democracia. Así que antes de sentarse a hablar de educación, los políticos deberán asegurar a los ciudadanos su voluntad de intervenir en la mejora del futuro y no solo en el mantenimiento del statu quo inmediato.

Por supuesto, y como coda, no habrá pacto de educación sin el desarrollo previo de políticas de igualdad, de protección social, de empleo digno. Sin una llamada de atención a los medios de masas. Sin una puesta en valor de la cultura, que facilite el acceso de todos. Sin que en los grandes titulares veamos por fin a personas que puedan servirnos a todos de modelo ético.

La mejora de las condiciones sociales es previa a la mejora que proporciona la educación.”  Sí, Tolstói acierta.

sábado, 28 de abril de 2018

LITA CABELLUT, ESPAÑOLA Y GITANA, LA PINTORA MÁS COTIZADA DEL MUNDO.




Una niña gitana nació en Sariñena, Huesca, en 1961 y se crió sin familia en el barrio del Raval, en Barcelona. Con el tiempo se convirtió en la pintora española más cotizada del mundo. Parece un cuento de hadas pero es la historia de Lita Cabellut. Publico hoy el audio del programa dedicado a ella.

Continuamos presentando brevemente a la doctora Manuela Camino, jefa de la Unidad de Trasplantes Pediátricos del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, que ha realizado con gran éxito una operación pionera en España y en Europa: el trasplante a una bebé de cinco meses del corazón de un donante con un grupo sanguíneo incompatible con el de ella. El trasplante se llevó a cabo con una técnica de lavado de anticuerpos en la sangre, y fue un gran éxito.

 Terminamos con El Libro de tu año. Esta vez, nada menos que Primera Memoria, de mi adorada Ana María Matute, publicado en 1949.

GABRIELLA MORREALE, IMPULSORA DE LA ENDOCRINOLOGÍA MODERNA.





En esta quinta entrega de Cinco Mujeres vamos a conocer a la gran bioquímica ítalo española Gabriela Morreale, recientemente fallecida. A ella se deben la extensión universal de la prueba del talón en recién nacidos, que ha salvado miles de vidas, y la extensión del consumo de sal yodada para prevenir problemas endocrinológicos. Una gran mujer cuya pérdida hubiera merecido titulares en todos los medios de comunicación.

El programa continúa con el recuerdo de la escritora inglesa Mary Shelley en este 2018 en que se cumplen 200 años de la publicación de su novela Frankenstein.

Y en 1967, abrazamos a la gran Agatha Christie. En este año publicó “Los primeros casos de Hércules Poirot”.



miércoles, 25 de abril de 2018

TOLSTÓI TIENE RAZÓN







En el Informe sobre el Desarrollo Mundial 2018, Jim Yong Kim, el presidente del Grupo Banco Mundial, afirma categóricamente: “En el caso de los jóvenes, la educación, cuando funciona como es debido, fomenta el empleo, incrementa los ingresos, mejora la salud y reduce la pobreza. A nivel social, estimula la innovación, fortalece las instituciones y promueve la cohesión social. Pero estos beneficios dependen del aprendizaje, y la escola­rización sin aprendizaje es una oportunidad desaprovechada. Más aún, es una gran injusticia: los niños con los que la sociedad está más en deuda son aquellos que más necesitan de una buena educación para prosperar en la vida”.

Contemplo el panorama de mi escuela, único referente cultural -y en ocasiones hasta ético- de los alumnos que viven “bajo el umbral de la pobreza”, a quienes se refiere el señor Yong Kim,  y me anonada la responsabilidad de que un maestro solo ante la clase, sin recurso de apoyos educativos, pueda transformar de una manera tan clara el futuro de un niño.

Y entonces recuerdo a León Tolstói  en un párrafo de ese monumento humano que es Ana Karenina: “La mejora de las condiciones sociales es previa a la mejora que proporciona la educación.”

Y comprendo que los poderes fácticos no pretenden resolver los grandes problemas de la humanidad, que han pasado la responsabilidad a los ciudadanos, inermes, y se lavan las manos. 

Sin embargo es Tolstói quien tiene razón.


sábado, 7 de abril de 2018

Te toca repetir




La repetición de curso es una de las más graves decisiones que el docente ha de afrontar durante su trayectoria profesional, por las enormes consecuencias que desencadena en la vida de un alumno. Y es que profesores y familias estamos obligados a acertar.

En los últimos años, la repetición de curso se ha convertido en un recurso común. Bajo su bandera, se han enrolado desde el mal comportamiento hasta las ratios escolares. A día de hoy, nuestro índice de alumnos repetidores es incomprensible y alarmante. Numerosos estudios han analizado ya su falta de efectividad. Por eso importa entender en profundidad qué significa y para qué sirve.
Imbuidos de fe en la psicología evolutiva, padres y docentes estamos convencidos de que una persona se desarrolla en etapas cerradas, de manera que solo alcanzando los objetivos de una se puede llegar a la siguiente. Por eso hemos impuesto el retrato de una infancia que parte de cero y va alcanzando progresos como quien sube escalones, con pautas que deben superarse para alcanzar la etapa siguiente. Así, hemos llegado a considerar patológico todo desarrollo más rápido o más lento que el establecido y diagnosticamos síndromes y disfunciones cuando el comportamiento de los niños no se adapta al estándar escrito. Al convertir la construcción personal en una escalera, damos por hecho también que llega a una cima. Y las programaciones escolares, los contenidos, criterios de evaluación e indicadores de aprendizaje se establecen a partir de esos estándares.

Los educadores, sin embargo, estamos obligados a saber que cada alumno es una persona plena en su individualidad, única en su visión, viva en su actualidad. ¿Cuál sería el lugar de la repetición de curso en este contexto? Pues una decisión a tomar desde la certeza de que un niño o una niña precisan de un periodo de maduración previo a la adquisición de determinadas competencias académicas.

También nos desenfocan las constantes evaluaciones. Se ha llegado a convertir un instrumento de reflexión, encaminado a buscar soluciones de mejora, en un objetivo en sí mismo. Y si la evaluación es un fin y no un medio, el  profesor pierde el control sobre el sentido de su trabajo y el alumno se cosifica.

Las calificaciones escolares no pueden importar más que los procesos o que los efectos de la educación sobre el progreso personal de los alumnos. Los docentes somos profesionales capaces de amplificar no el “capital humano” sino el capital del humano: el conocimiento y la cultura. En este contexto, la repetición de curso no puede ser algo parecido a un hangar: “espera aquí hasta que alcances el aprobado”. El progreso de cada alumno se cimenta en la atención a sus capacidades específicas, y solo desde ese punto, con la presencia de todo el apoyo que sea necesario, puede lograrse plenamente.

La repetición de curso debería ser un tratamiento a medida de cada persona concreta, encaminado a desarrollar sus posibilidades. Debemos tener presente que en nuestras aulas hay quienes, tal vez durante el periodo de un año lectivo, afrontan dificultades personales tan grandes que a cualquier adulto lo dejarían fuera de combate. Esos niños no necesitan volver a comenzar un curso - con la sensación de fracaso que conlleva- sino dilatar el tiempo de los aprendizajes con apoyo, tutoría personal, mano tendida y acompañamiento.

Ahora bien, para que esta certeza no se diluya en el océano del buenismo, deben ponerse en juego muchos recursos humanos. La innovación metodológica, la atención individualizada, la entrada de distintos profesionales en el aula, el desdoble de grupos, la presencia de profesores de educación compensatoria y de apoyo son esenciales para que la repetición deje de ser el único medio de afrontar una necesidad educativa.

Y esa palabra ya no la puede pronunciar la escuela. Estamos esperándola.



HANNAH ARENDT, LA FILÓSOFA QUE PREFERÍA COMPRENDER.




En esta nueva entrega de Cinco Mujeres vamos a salir del ámbito de la investigación científica para hablar de  la filósofa, Hannah Arendt. Una pensadora que ha llegado a convertirse en una de las personalidades más influyentes del siglo XX y de la historia de la Filosofía.

El programa continúa con una breve semblanza de Lydia Valentín, campeona del mundo de Halterofilia.

 Terminamos con El Libro de tu año. Esta vez, nada menos que El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, publicado en 1949.




Hertha Marks, la científica que domesticó la electricidad.





En el tercer programa de “Cinco mujeres”, en La noche en vela, conocemos a Hertha Marks.

Hertha Marks- “la bella genio” - tal como la llamaron en su época, fue la física e inventora que con sus descubrimientos facilitó a Thomas Edison la invención de la bombilla. Ella fue también quien descubrió el motivo de la formación de ondas en el mar y la arena. Una mujer muy singular a la que merece la pena conocer.

El programa continúa con la noticia de un homenaje que Villar de Luarca (Asturias) ha dedicado a la gran científica Margarita Salas.
El libro de tu año – esta vez, 1967- es Jardín junto al mar, de Mercé Rodoreda.


Audio. HERTHA MARKS, la dama que domesticó la electricidad

Raquel Chan




Este es el segundo audio de la sección "Cinco Mujeres" del programa La noche en vela.

Esta vez descubrimos a Raquel Chan, una bióloga argentina, en la actualidad directora Directora del Instituto Nacional de Investigación CONICET, de la Universidad del Litoral, en Rosario.
Raquel Chan ha liderado el equipo de científicos que ha creado una semilla más resistente a la sequía.

En el programa felicitamos también a la química española Rosa Menéndez, primera mujer directora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Y visitamos el año 1959 para hablar sobre la novela Memento mori, de Muriel Spark.


Audio RAQUEL CHAN

sábado, 10 de marzo de 2018

Jocelyn Bell







Desde hace dos meses, tengo la oportunidad de dirigir y presentar una nueva sección del programa "La noche en vela" de RNE.
Se llama "Cinco mujeres" y cuenta brevemente la vida y el legado de mujeres científicas, pensadoras o escritoras.Me acompaña, por supuesto, la maravillosa Pilar Tabares, directora de La Noche en Vela".

La sección se divide en tres partes: en la primera profundizo sobre el legado de alguna mujer; en la segunda comentamos una noticia protagonizada por una mujer; y en la tercera -"El libro de tu año"- descubrimos qué autora publicó un libro importante en un año determinado, el que los oyentes elijan.
  
En el primer programa, hablamos sobre Jocelyn Bell, la descubridora de los púlsares. Está considerada la más importante astrónoma de la historia de la humanidad, junto con Hipatia de Alejandría. Sin embargo,  la Academia Sueca le negó el Premio Nobel. Merece la pena conocer su historia...

Completamos la sección con la noticia del Premio Nacional de las Letras para Rosa Montero y con el libro del año 1957, que es nada menos que "Entre visillos", de Carmen Martín Gaite.

RNE La noche en vela. JOCELYN BELL



sábado, 3 de marzo de 2018

Los dos corsés




Durante mucho tiempo, las mujeres hemos tenido que entrar en un corsé social que definía nuestra naturaleza. Así, la ineludible capacidad para dar a luz y criar a los hijos se vio adornada con unas características propias que pasaron a constituir la esencia del género femenino: la debilidad, la belleza, la falta de iniciativa, la sumisión al varón. Nos llamaban el el sexo débil pero éramos en realidad el sexo debilitado.

Hoy estamos en una era diferente. Para las mujeres de la sociedad occidental, el acceso al trabajo remunerado y los avances de la medicina abrieron hace ya algunos años las puertas de un cambio de paradigma. Aunque desde el final del siglo XIX se había desarrollado un movimiento a favor de los derechos de la mujer, el canon del feminismo moderno lo estableció en 1949 Simone de Beauvoir con su libro El segundo sexo. En él, la filósofa francesa analizaba la perspectiva de las mujeres que empezaban a actuar en un terreno, el de la industria y los servicios, tradicionalmente reservado a los hombres. De Beauvoir denunciaba la dificultad de integrarse en este mundo varonil con la educación tradicional “para señoritas”, y la necesidad de enfrentarse a los mitos y prejuicios creados a imagen y semejanza de los hombres. En El segundo sexo argumentaba que las mujeres recibían en la sociedad la categoría excluyente de “otras”, como una tribu llama “otros” a los extranjeros o a los completamente diferentes. En el mundo de los hombres- afirmaba - las mujeres son “otras”, extrañas que aceptan esta condición inferior. Por eso deben luchar por incorporarse a la categoría “varón”. A partir de ese momento, el feminismo se empleó en conseguir la igualdad en la categoría: “otras” no, iguales.

Apoyándose en esta teoría, la aventura de la igualdad en la categoría nos ha llevado a las mujeres muy lejos. Sin embargo, la segunda década del siglo XXI puede ser buen momento para evaluarlo y reconocer que hemos pagado por él un precio alto. Hemos aceptado que “iguales” quiera decir incorporadas a los parámetros diseñados por y para los hombres, sin que tengan que modificarse en absoluto. Hemos tolerado que la visibilidad y la influencia de una mujer supongan ocultar aspectos que le son esenciales. El feminismo más radical, además, con algo que podría denominarse “revancha por las culpas de la historia”, nos ha animado a una guerra de sexos en la que el hombre ha llegado a ser una pieza a abatir. Esta actitud excluyente es peligrosa para todos: lo es para el proyecto vital de las mujeres y lo es para los hombres, con frecuencia despojados de opinión ante muchas decisiones que les incumben. Nuestro nuevo espacio precisa de espacio para ellos. Cuando el feminismo desvincula a la mujer del hombre, choca frontalmente con la realidad de la vida, en la que estamos juntos los dos sexos pese a quien pese. Y además, se convierte también en un corsé.

Las mujeres occidentales, que asumimos responsabilidades importantes en lo laboral y compromisos muy serios en lo personal, estamos situadas en el centro de ambos extremos. Deberíamos ser las mujeres sin corsé. Sin embargo, en realidad llevamos puestos los dos: el de la feminidad y el del feminismo.

Hoy casi nadie se atreve a decir que muchas mujeres con alta capacidad escogen opciones laborales poco ambiciosas porque no toleran el diseño de los horarios. Estamos aplaudiendo como una conquista que la maternidad, o la renuncia a ella, sea una decisión exclusiva de las mujeres - de nuestro cuerpo se llega a decir – sin reconocer que los hombres tienen responsabilidad sobre sus hijos y que muchos quieren asumirla. Por el contrario, apenas denunciamos la pervivencia – incluso el auge- de los peores estereotipos sobre las mujeres: el patrón del “sexo débil”, del “bello sexo”, sumiso, desprotegido, menos inteligente, plegado a los deseos del varón, dispuesto a servirle, obsesionado por parecerle atrayente. Tan vigente resulta este esquema de género, que se muestra cada tarde desde los programas de televisión y cada semana desde cientos de revistas, muchas de ellas específicamente femeninas.
Y mientras las mujeres concretas intentamos ajustar nuestras medidas particulares al corsé de la feminidad, al del feminismo, o a ambos a la vez, las occidentales alcanzamos cotas de igualdad y de poder impensables hasta hace apenas treinta años, justo cuando parece que las mejores conquistas del feminismo retroceden.

Debemos comprender que nos movemos como un péndulo entre enormes contradicciones porque estamos desmontando prejuicios atávicos y estableciendo una nueva posición que nos obliga a hombres y mujeres a hacer un viaje, a recolocarnos en el espacio. Para liberarnos de los dos corsés tenemos que empezar a defender la igualdad en la diferencia. Ha llegado la hora de decir: somos otras que los hombres, sí, pero esta no es una categoría personal diferente ni una clasificación por méritos sino una vivencia insustituible, la de ser una mujer. Inevitablemente, el retrato del hombre que camina junto a esa mujer también debe modificarse: no puede ser un enemigo ni un tirano sino un aliado que también debe encontrar un lugar “a su manera”. La  masculinidad no es el machismo sino, tal vez, su contrario.


Iguales en derechos y deberes, diferentes en la manera de encarar la vida. Así es como debemos lograr que sea. Y definirlo para que perdure, porque las más genuinas mujeres del siglo XXI son nuestras alumnas y ellas deberán tener la posibilidad de hacerlo todo como mujeres en un mundo en el cual esta condición, como la de ser hombre, sea relevante en la intimidad e irrelevante en la proyección externa. 

Iguales en derechos y deberes, diferentes en la manera de encarar la vida. Así es como debemos lograr que sea. Para mí una de las claves del futuro está en despojar a los valores de sus características de género y verlos desde su verdadera dimensión: la personal. Somos personas decididas, responsables, libres, sensibles, solidarias, frágiles, vulnerables, limitadas, complejas. Hombres y mujeres.