BIENVENIDOS

Bienvenidos a esta sala de profesores. Gracias por compartir conmigo las ganas de pensar sobre educación.



lunes, 18 de marzo de 2013

¿Para qué sirve hoy la filosofía?


 

La coexistencia humana se ha instaurado sobre fundamentos nuevos. Estos son decididamente post-humanísticos.¿Serán también post-filosóficos? ¿Para qué sirve hoy la filosofía?

 
En nuestra sociedad, el conocimiento se organiza como un mosaico de enorme extensión superficial, construido con delgadas teselas, sin profundidad. Disneyworld ha devorado a un antiguo e ilustre modo de pensamiento, elitista, eso no conviene olvidarlo. Ahora debemos convivir con una cultura sin culto, sin sacerdocio, sin mandamientos, pero llena de normas: donde hubo teatros, museos, Caminos de Santiago o catedrales, ahora hay parques temáticos en los cuales compro los tickets, guardo las colas, respeto el césped, bebo en las fuentes, giro la cabeza hacia donde me señala el guía, almuerzo la comida típica, colecciono souvenirs, regateo en el zoco…

 
¿Dónde han quedado los filósofos? Hay que reconocer que si la muerte de Dios fue enormemente fértil para la filosofía, ya nunca más ancilla theologiae, la muerte del humanismo le ha puesto las cosas difíciles. Los humanistas eran en su origen los alfabetizados, miembros del selecto club de portadores de la racionalidad. El humanismo era un hogar cálido y acogedor para la filosofía. Al fin y al cabo, un club selecto es el lugar natural de todo filósofo consciente de su importancia. Quien ama la sabiduría cree que está fuera de la grey, que es egregio. Aunque sea al modo pequeño burgués de la sociedad literaria y científica, donde se trabaja con devoción.

 
Y ahora parece que no sólo se han retirado los dioses. La cultura se ha desacralizado y se ha secularizado al artista y al sabio. La palabra clave de cualquier fenómeno cultural ya no es conocer, sino divulgar. Se refiere pues a extender más y más esa cosa, en que se ha convertido la sabiduría, tan fina ya que empieza a agujerearse. Se ha terminado la época de los superlativos.

 
Además, el club selecto se ha llenado últimamente de economistas, de banqueros y de científicos. Capital y Ciencia, los más poderosos dioses del nuevo Olimpo, han arrinconado a los pensadores. La traición es más dolorosa en el caso de Ciencia, antigua compañera de viaje de la filosofía. Porque hay que reconocer que con Capital nunca tuvieron los filósofos mucho que ver, como no fuera para estar en contra.

 
En pleno desconcierto, cuando la sensación general es que son un objeto decorativo completamente innecesario - una antigualla, vamos- los filósofos toman las diversas sendas de una encrucijada. Los hay que quieren convertirse en guardianes del antiguo culto, miembros de una secta que emplea un lenguaje cada vez más ininteligible y se niega a reconocer que la síntesis social no es ya - ni siquiera aparentemente - cuestión de libros y cartas; los hay que se  vuelven omnipresentes en los mass media como promotores de lo que se denomina hoy autoayuda, y que no es sino la vieja pretensión filosófica de dotarnos de herramientas para vivir mejor. Al fin y al cabo, las preguntas primordiales – qué es el hombre, qué es la felicidad- siguen sin respuesta. Por último, los hay que profundizan cada vez más en la auténtica dimensión de ser hombre, todo hombre, cualquier hombre, no sólo los ciudadanos atenienses libres. Y que han llenado de escalas las barandillas de su  incuestionable palco scenico de minoría selecta, para que la gente suba, no para asomarse ellos desde arriba a analizarla, porque, enfermos de su época, saben que para hablar de suciedad hay que ensuciarse. Son los filósofos que actúan.

 

Yo reivindico este último camino para la filosofía de hoy. Al modo de los antiguos cómicos de la legua, quiero filósofos que cuenten historias, que abran ventanas y que representen mundos y épocas en teatrillos de pequeños pueblos, que hagan soñar, imaginar, que muestren las cosas como son y como podrían ser, que den testimonio crítico y con los que te identifiques. Quiero filósofos actores.

 

En primer lugar, porque el matrimonio entre la filosofía y la ciencia es ya irrecuperable. Pienso con Unamuno que el cultivo de una ciencia cualquiera, de la química, de la física, de la geometría, de la filología, puede ser, y aun esto muy restringidamente y dentro de muy estrechos límites, obra de especialización diferenciada; pero la filosofía, como la poesía, o es obra de integración, de concinación, o no es sino filosofería, erudición pseudofilosófica.
 

La filosofía se ha encontrado durante años en la permanente necesidad de justificar su existencia junto a las ciencias, y -aunque no existe tabla alguna que adjudique los grados de cientificidad de las reflexiones humanas- por ese flanco ha derrochado mucha sangre y fuerzas. Pero ha perdido la batalla. En cuanto principio rector de la sociedad, hoy es a la Ciencia a quien se invoca; la incansable proveedora de respuestas, la que posee la llave de todos los misterios y de todas las posibilidades. Tal vez sea el momento de que la filosofía reconozca  humildemente que no es más que un arte, una manifestación del lenguaje, una vía de conocimiento de la realidad llena de imaginación, cercana a la poesía, a la novela y al teatro. Como ellas, quiere obtener una respuesta, provocar una reacción… No es sólo un discurso sobre el amor por la sabiduría; también quiere mover a otros a ese amor. Mientras dure el drama, claro.  Como en una tarde de teatro, en la que se pone una semilla pequeña en cada alma del público para que brote y crezca, siempre distinta, cuando, uno por uno, ya estén solos en su casa.

 
Gadamer dice: Lo que realmente se experimenta en una obra de arte, lo que atrae y arrebata al que la disfruta, no es propiamente la habilidad o la técnica del actor sino en qué medida es verdadera, es decir, hasta qué punto uno conoce y reconoce algo de sí mismo en ella, algo de sí mismo que antes no conocía.

¿No es esa la pretensión más noble y antigua de la filosofía? ¿No representan el papel de su vida Sócrates en su escenográfica despedida, con parlamento funerario incluido, Diógenes en su barril, el austero y solitario profesor Kant de Königsberg, el Sartre abogado de todas las causas perdidas rodeado de su joven y bella Corte? Cuando les conozco, quiero ser como Sartre, como Agustín, como Sócrates, como Pedro Crespo, el alcalde de Zalamea… Novela es el vivir y todo el que vive hace su novela o su drama.

 

¿Por qué va a ser filosofía escribir la nada en cuanto negatividad de la negación en la esencia del ser, y no va a serlo morir es dormir y tal vez soñar? ¿Qué es el parque humano sino una metáfora? Filosofía y ciencia se separaron porque eran una pareja imposible desde el principio. Nunca se han separado filosofía y literatura. ¡Si  ambas nacieron como una charla durante un paseo! Mientras el decir permanezca puro en el elemento de la verdad del ser… La filosofía recluta a sus adeptos hablando del amor y de la amistad, dice Heidegger. Como la poesía y el teatro; no como la ciencia. El ser propio de una obra de arte consiste en que puede modificar al que la experimenta. Y, mal que nos pese, nunca pudo ser verificada ni falsada una hipótesis filosófica. Pensar significa adueñarse de la esencia del ser, y adueñarse de una cosa es quererla, amarla…, tenerla en la boca, hablar de ella…  El actor con la palabra, en el principio existía la palabra, te doy mi palabra, pido la palabra, y la palabra era Dios…

Sólo que hoy la filosofía tiene la obligación de hacerse entender por la gente, actuando como permanente conciencia crítica. Más allá de sistemas y escuelas, siendo espejo de aumento de la sociedad, reflejo sublimado o deformado, como es el teatro. Ha perdido sentido el reducto sacro donde sólo podía emplearse un lenguaje iniciático. No existe ya. La cultura ya no es una norma imperativa a la que nuestra existencia tiene que amoldarse. El pensamiento filosófico tiene que volver a su origen, al ágora, a la pedagogía, al diálogo abierto, a la escena… Pero no es fácil. Tal vez recuperaríamos algo del terreno perdido si pudiésemos infiltrar un filósofo entre los guionistas de cada teleserie. No es tan descabellado. Si lo observamos bien, ya hay siempre en ellas, al menos, un ideólogo. Desde luego, pido un filósofo actuando en cada debate de televisión, en las columnas de los periódicos gratuitos, en cada lanzamiento publicitario, en cada campaña electoral, en cada escuela, en cada mercado, en cada macroconcierto, en cada telediario, en las pancartas de las manifestaciones, en los debates parlamentarios; cuestionando, siempre crítico, nunca complaciente, poniendo enfrente de cada uno a cada uno, como un actor en el teatro. Sin responder a nada. Que respondan religión y ciencia según el interés de cada cual. El filósofo, preguntando; preguntando y actuando. Creo, como Sartre, que sólo a través de la cooperación en la acción puede un hombre reconocer el proyecto de otro.

 

Porque actuar no es producir un efecto. Actuar es llevar a cabo. Pensar lleva a cabo la relación del ser con la esencia. Convierte la potencial esencia  en actual esencia, en un actúo luego existo. Y esa transformación se lleva a cabo por medio del lenguaje. Afortunadamente, no ha perdido aún la filosofía esa herramienta única -en el sentido de que nunca ha tenido otra-. Si el vocabulario enumera lo que cabe en el propio mundo, los filósofos habrán de actuar sobre el lenguaje, no menos que los publicistas y los políticos.

 

El lenguaje es la casa del ser, en su morada habita el hombre. Los pensadores y los poetas son los guardianes de esa morada. Entonces, ¿no serán filósofos los actores, que hablan con palabras de otros seres, que otorgan existencia a esencias que no existen más que cuando ellos hablan? ¿Y qué es filosofar sino fabular?  Así pues, sin miedo, playing, a por el lenguaje de hoy, a emplearlo para abrir el parque humano. Para mostrar, en una representación, cómo viviríamos fuera de las jaulas. Tal vez nos entren ganas de salir, como entran ganas de amar después de ver Romeo y Julieta. Porque interpretar algo lo convierte en realidad. Lo que era antes ya no es ahora, pero esto que es ahora es lo verdadero. Una alianza secreta entre filosofía y arte para funcionar como conciencia crítica del mundo, para colocar en su verdadero nivel a los augustos Capital y Ciencia, consejeros áulicos del poder.

 

Soy lo que pienso y lo que imagino, y lo que sueño. ¿Qué puedo hacer con esta desmesura en un mundo tan lleno de medidas? dice una poeta. Liberarse de la interpretación técnica del pensar, exige Heidegger frente a Wittgenstein y a una vieja tradición germánica. Es posible, y tal vez es ya inevitable en nuestra sociedad de la comunicación universal y heterogénea. Todos los lectores de la Rayuela de Cortázar hemos sentido lo mismo ante aquel famoso capítulo de la novela: apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayutaba y paramovía, de pronto era el clinón…Palabras absurdas, pero siempre entendidas en el mismo sentido, interpretadas por todos igual, a partir de un código sin técnica. Eso es liberar al lenguaje de la gramática para ganar un orden esencial más originario, que Heidegger reserva al pensar y al poetizar. Pero también al imaginar, al proyectar… Nuestros cauces actuales están llenos de estas posibilidades. Y ese filón todavía es de la filosofía. Los filósofos han de avanzar sin ningún miedo por los lenguajes de hoy, y por los medios que emplean, porque, de todos modos, hablan de las preocupaciones de siempre.

 

El camino de la filosofía dramatizada ya lo exploró Sartre. Lo exploró Shakespeare también. Y las tragedias de Sófocles encierran en su decir el éthos de modo más inicial que las lecciones sobre ética de Aristóteles. Vuelvo a decirlo: quiero que los filósofos del siglo XXI actúen como si fueran animales del  parque humano que hubieran conseguido escapar de sus jaulas. Y que les veamos actuar así en la televisión, en la radio, en la red, en la música, en el teatro. Porque el asunto del pensar no se alcanza poniendo en circulación un montón de chácharas sobre la verdad del ser y la historia del ser. Lo único que importa es que la verdad del ser llegue al lenguaje y que el pensar alcance dicho lenguaje.

 

Estoy de acuerdo con Sloterdijk cuando afirma que Nietzsche acota un gigantesco territorio en el cual habrá de llevarse a cabo la determinación del hombre del futuro. No puede ser casualidad que su obra tenga un aura dramática, profundamente teatral. Tomo pues prestadas de Nietzsche las características del filósofo que actúa. Quiero para él una fortaleza que se exprese: en el aumento y exultación de los impulsos de vida; en la apasionada frialdad para rechazar lo que el rebaño acata; en la capacidad para tolerar las mayores dosis de verdad y la soledad que ésta comporta y exige; en la fidelidad al sentido de la tierra; en el alejamiento del ídolo del Estado; en la aceptación del olvido y la impersonalidad de la fiesta; en decir sí a la diversidad, sí al contraste, sí a la mezcla de sinrazón y lucidez que llamamos sabiduría; sí al claroscuro Dionisos.

 

Sólo puede entenderse el humanismo antiguo si también se lo comprende como la toma de partido en un conflicto de medios, es decir, como la resistencia del libro frente al anfiteatro. Yo planteo como reto la resistencia del teatro frente al reality show.
 

Mi retrato del filósofo de hoy parece, es, un arquetipo literario. Pues que el Verbo se haga carne.



 

viernes, 15 de marzo de 2013

¡YA ESTÁ BIEN!





La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid ha dado a conocer  un “informe” que somete al escarnio público a toda la profesión docente, con el objetivo de cambiar los criterios de ordenación de las listas de interinos y así justificar nuevos recortes en derechos laborales y profesionales de los docentes.

Es injustificable que una administración educativa se atreva a abrir una polémica que desacredita al conjunto del profesorado únicamente para lanzar una cortina de humo sobre su verdadera pretensión: continuar con la escalada de recortes en Educación y en los servicios públicos esenciales. La redacción de este informe y el modo de publicarlo – en la prensa-  desacreditan a la totalidad del profesorado. Me parece que constituye un agravio sin precedentes, más injustificado aún cuando los españoles han demostrado su confianza en el profesorado en la última encuesta del CIS.Una vez más, los políticos diluyen en una polémica lo que deberían abordar con el mayor rigor y seriedad: la mejora de la educación en España, que es una verdadera prioridad y un asunto de Estado y no de partidos. 

Desde hace unos años asistimos con doloroso estupor al proceso de acoso y derribo del profesorado de la enseñanza pública: cuando hubo que justificar recortes en el gasto público se nos llamó privilegiados, como al resto de los funcionarios; cuando quisieron despedir a un número sustancial de profesores interinos, se aumentó el horario lectivo y se nos llamó vagos; ahora, cuando quieren ahorrarse el devengo de retribuciones de los interinos con más años de experiencia, se nos presenta como incompetentes. El impacto mediático de este “informe” y el efecto demoledor que ejerce sobre el prestigio de todos los docentes - incluidos los de la red privada y concertada, y los de las Facultades de Formación del Profesorado- trasladan a la sociedad mensajes corrosivos y siembran inquietud en las familias. La sociedad debe saber que sus hijos están en buenas manos, que los profesionales de la educación son competentes y dignos de confianza, y que el fin último de esta campaña es precarizar el empleo público docente en beneficio de otros intereses.

Llevamos mucho tiempo reivindicando una verdadera reforma educativa, pero estos parches y medidas aisladas, sin ninguna visión de Estado, nos alejan cada vez más de ese objetivo. Nos encontramos inmersos en un nuevo proceso de reforma, es decir en una nueva oportunidad de mejorar la educación, pero en vez de un cambio profundo del modelo y estructura, nos encontramos con modificaciones de desigual calado sobre la legislación actual; en vez de medidas de calidad, seguimos estableciendo caminos sin retorno. En vez de vertebrar la educación en todo el Estado,  aumentan las desigualdades entre los territorios de manera que el sistema educativo español está alcanzando las mayores cotas de desvertebración y disgregación de su historia. Y en vez de establecer una verdadera política del profesorado, los poderes públicos someten a los docentes a un descrédito vergonzoso e irresponsable. Las únicas medidas claras y diáfanas de la LOMCE son las que perjudican a la enseñanza pública. Quienes tienen la responsabilidad política de mejorar la calidad de la educación deben asumir de una vez, con seriedad y con competencia, ese reto.  Necesitamos planteamientos rigurosos; verdadera política educativa y no titulares sensacionalistas.


Por supuesto que es imprescindible revisar el diseño de la formación inicial del profesorado, que debe responder a las necesidades didácticas, pedagógicas y de práctica docente. Y por supuesto, una vez definida la formación inicial, debe establecerse un sistema de acceso a la función docente que no puede plantearse de modo aislado ni con improvisaciones, ni puede ser diferente en cada comunidad autónoma sino que debe ser un asunto de Estado e incardinarse en un marco específico: el Estatuto. El acceso debe corresponder a los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad, contemplar los requerimientos y particularidades de la profesión, equilibrar el valor de la experiencia y establecer una carrera profesional bien diseñada desde el acceso hasta la jubilación. Esto es difícil de hacer, evidentemente. Lo fácil es desacreditar, insultar y despreciar al profesorado; lo fácil es lesionar la confianza de las familias en los profesores de sus hijos. Pero los políticos no están elegidos para hacer lo fácil, y si no saben hacer lo difícil deben ceder el paso.


Las familias españolas pueden confiar en la profesionalidad de los docentes. La ven en el día a día de sus hijos. Solo hace falta recordar con cuánto orgullo quienes ahora nos insultan han presumido de los excelentes resultados de la Comunidad de Madrid en los informes internacionales. En esos resultados, la política no tiene ningún mérito. Son los docentes quienes los consiguen de sus alumnos.


Las propuestas parciales en la política educativa son inconsistentes. Las reformas en el sistema educativo y en la formación y selección de los docentes  deben abordarse desde una perspectiva global y no parcial, con vocación de convertirse en respuestas definitivas. No debe demorarse ni un momento más el proceso negociador de un Estatuto Docente. Ninguna mejora de la educación podrá hacerse de espaldas a la situación del profesorado. Ninguna mejora de la educación será fruto de desacreditar e insultar a la profesión docente.

¡Ya está bien!

La campaña de desprestigio






Comparto de principio a fin esta nota de prensa que ha enviado ANPE Madrid y por eso quiero compartirla con vosotros.


Prueba de conocimientos básicos en oposiciones al Cuerpo de Maestros 2011
ANPE-Madrid denuncia una campaña sistemática de desprestigio del profesorado de la enseñanza pública

ANPE-Madrid manifiesta su indignación ante la actitud de la Consejería de Educación, Juventud y Empleo, que ha dado a conocer, a través de los medios de comunicación, un _informe_ con presuntos datos sobre las oposiciones al Cuerpo de Maestros 2011, más de un año después de celebradas las oposiciones, que somete al escarnio público a los aspirantes y, de paso, a toda la profesión docente, con la sola finalidad de justificar la modificación de la regulación de las listas de interinos, consistente en excluir a los docentes interinos con experiencia y formación.

Con los nuevos criterios, las listas de interinos quedarán reducidas a la mínima expresión y serán insuficientes para cubrir las necesidades del sistema.

La pretendida contratación de los mejores profesores, que según la Consejería son exclusivamente quienes aprueban la oposición, no se corresponde con la intención de excluir de las listas de interinos a aquellos docentes de experiencia acreditada, un aspecto muy valorado en otras profesiones, y cuyo desempeño ha sido totalmente satisfactorio, pero que la Consejería considera un demérito. El actual sistema de composición de las listas de interinos es un modelo en otras comunidades autónomas, pues conjuga de forma equilibrada nota de oposición, experiencia docente y formación.

Se trata de un nuevo recorte _encubierto_ en la educación madrileña, pues los profesores con mayor antigüedad devengan derechos económicos y laborales que la Consejería de Educación, Juventud y Deporte no quiere asumir, pues la mayor parte de los profesores interinos serán nombrados discrecionalmente por la Administración educativa, sin ningún control por parte de las organizaciones sindicales y con criterios desconocidos.
La difusión del informe supone una carga de profundidad a la preparación y capacidad de los aspirantes de la docencia en la Comunidad de Madrid, y pone bajo sospecha, por extensión, a la totalidad del profesorado de la enseñanza pública.

El impacto mediático de la noticia y el efecto demoledor que ejerce sobre el prestigio de los docentes responden a una estrategia meticulosamente diseñada y secuenciada, con el fin de trasladar a la sociedad mensajes corrosivos sobre los profesionales docentes y sembrar inquietud en las familias, respecto a quiénes tienen en sus manos una tarea tan delicada como es la educación de niños y jóvenes. La finalidad última de dicha campaña parece responder a un plan para precarizar el empleo público docente, en beneficio de otros intereses.

La consejera parece olvidar que la Comunidad de Madrid ocupa un lugar de relevancia en los últimos informes educativos internacionales, cuyos resultados sitúan a nuestros escolares por encima de la media de la OCDE, y que, cuando esta información ha salido a la luz, también ha olvidado reconocer públicamente el esforzado, continuo y callado trabajo de los docentes. Algún conocimiento y competencia profesional tendrán los profesores madrileños, cuando los alumnos alcanzan tales resultados.
Olvida asimismo que, para la sociedad, el profesorado, un colectivo que cuenta con un alto porcentaje de docentes interinos, está a la cabeza entre las profesiones más valoradas, según el último avance de resultados del barómetro del CIS correspondiente a febrero, en contraposición a quienes en el mismo barómetro quedan retratados como el tercer problema para los ciudadanos.
La aparición de este informe en los medios de comunicación, con efectos sensacionalistas, es una cortina de humo para distraer a la opinión pública de los verdaderos problemas de este país, muchísimo más graves que la supuesta falta de cualificación de los docentes, asuntos sobre los que no vemos el mismo empeño en la búsqueda de soluciones por parte de quienes nos gobiernan.

En Madrid, llueve sobre mojado. Después de habernos llamado _vagos_ y _privilegiados_ el curso pasado, ahora nos tildan de ignorantes.
No rehuimos el debate sobre la mejora de la formación inicial del profesorado _que además consideramos imprescindible_  y su acceso a la docencia, un asunto que debe ser uniforme en todo el Estado y resuelto en el marco del diálogo y de la negociación y que, una vez establecido, debe ser objeto de adaptación en las comunidades autónomas. Pero la Comunidad de Madrid ha desoído las peticiones de las organizaciones sindicales de esperar a tener un marco regulador estatal.

ANPE-Madrid rechaza la campaña sistemática de desprestigio del profesorado emprendida por la Consejería de Educación, Juventud y Empleo, y exige un desagravio a la profesión docente en su totalidad, ya que esta forma de proceder no solo siembra desconfianza en la sociedad, sino que además retrata a quien la practica, y el profesorado madrileño merece unas autoridades educativas que estén a su altura.
ANPE-Madrid, 13 de marzo de 2013

miércoles, 13 de marzo de 2013

Unas cuantas sombras de la LOMCE. (Parte primera)



Pertenezco a ese grupo de docentes que ha creído siempre en la necesidad de una reforma educativa. Por eso la redacción actual del anteproyecto de la LOMCE es para mí una fuente de profunda preocupación. Y es que una reforma educativa es una intervención de tal calibre en el presente y el futuro de una sociedad que, por obligación, debe tener vocación de perdurabilidad y excelencia.

En el articulado propuesto hasta ahora existen muchas contradicciones y excesivas referencias al presente inmediato que van a convertir el texto en algo anticuado en muy poco tiempo. Esto es así porque se está construyendo una reforma sobre el articulado de la LOE, con lo cual se mantiene la estructura anterior. Es asombroso constatar que el Gobierno, con inusitada fuerza política tanto en el Congreso como en las comunidades autónomas, ha tomado como punto de partida de la reforma el propio articulado de la LOE, es decir, el modelo que tanto ha criticado y que prometió desterrar en su programa electoral. Esta decisión de modificar la LOE hubiera sido coherente como resultado de un pacto con las demás fuerzas políticas, en aras al necesario consenso; sin embargo resulta incomprensible tomarla por iniciativa propia y para colmo convirtiendo la reforma en un agrio debate. La mayoría de los defectos de la LOMCE, provienen de este punto de partida.

Con esta decisión vamos a perder la oportunidad de establecer un marco de mínimos, global y estable, elaborado a partir de un pacto entre las fuerzas políticas y sociales, tal como tienen los países punteros en educación. Este marco global podría contener las líneas básicas de actuación: modelo pedagógico, estructura de la ordenación académica, pautas básicas de la evaluación y del acompañamiento del alumnado, garantías de aprendizaje y modos de titulación, objetivos mínimos, bases del funcionamiento de los centros y compromiso de financiación. De este marco – la ley orgánica- derivarían todos aquellos aspectos susceptibles de constante actualización: los contenidos curriculares mínimos y máximos, el número de días lectivos, la descripción de materias y modalidades, el establecimiento de evaluaciones… La política del profesorado estaría contemplada en un marco propio que abarcara todo el espectro de la docencia, desde la formación, el acceso, la carrera profesional, hasta la jubilación, contemplando además un código deontológico que permitiera la autorregulación profesional. Esta manera de proceder podría garantizar la estabilidad del sistema educativo que tanto necesitamos, y hacerla compatible con la imprescindible actualización.

Pero ciñéndome al documento, encuentro en el anteproyecto de la LOMCE muchas sombras. La primera se refiere a la vertebración del sistema educativo. Comienza por la distribución de competencias para la concreción del currículo. El anteproyecto distribuye funciones de manera poco definida a tres instancias diferentes (Administración general del Estado, administraciones autonómicas y centros educativos), lo cual planteará problemas en la organización de los propios centros y de cara a la movilidad del alumnado y del profesorado. Esta medida podría además afectar incluso a la programación general de la enseñanza y producir asimetrías y desigualdades entre las comunidades autónomas y los propios centros.

La cohesión del sistema educativo constituye una responsabilidad obligatoria del Ministerio de Educación. Sin embargo, en el anteproyecto esa responsabilidad va a recaer principalmente en las pruebas de evaluación. Es una decisión arriesgada y, si no estuviéramos hablando de algo tan grave, me atrevería a decir que un poco ingenua. Con esta vertebración a posteriori, las pruebas de evaluación pueden terminar equiparándose a cualquier otro examen de los que se preparan en tiempo récord, con el único objetivo de ser aprobados, algo así como el teórico del carnet de conducir. Mientras tanto, el currículo escolar se va a dispersar y multiplicar hasta el infinito en cada comunidad autónoma y en cada centro educativo. A esta dispersión puede contribuir también la distinción entre materias troncales, específicas y de libre configuración autonómica. La suma de esta distribución de competencias y esta apertura del currículo básico puede derivar en la mayor atomización del sistema educativo español en toda su historia. La mera existencia de esta posibilidad es ya un error grave.

Por otro lado, la definición de las materias puede convertir a la  Música, la Educación Plástica, la Tecnología, y Cultura clásica en optativas durante todo el proceso de escolarización de un alumno por lo cual cabe la posibilidad de que algunos no las reciban nunca. ¿Podemos permitirnos ese desprecio?

(Continuará)

viernes, 8 de marzo de 2013

8 de marzo: Día de la igualdad en la diferencia




En una escena clave de la película “Eva al desnudo”, la gran Bette Davis, que interpreta a una actriz muy famosa, reflexiona sobre su vida de esta manera: “Antes o después hay una carrera que todas las mujeres, queramos o no, tenemos que hacer: la de ser una mujer.”

¿Qué significa esto? En pleno siglo XXI, las mujeres occidentales miramos hacia atrás con la satisfacción de haber conseguido muchas cosas: el voto político y la presencia social, el acceso al trabajo remunerado y a los estudios superiores. Se nos han reconocido la igualdad ante la ley y la competencia profesional. También han mejorado las condiciones de la maternidad y nuestra salud en general. En apenas cuatro o cinco décadas, hemos vivido cambios que a nuestras hijas les parecen inverosímiles. Pero esto no es toda la verdad. Aquí y ahora, las mujeres llevamos una vida muy compleja, en primera línea de todas las facetas de la sociedad, incluidas sus contradicciones.

Para acercarnos a algunas de ellas podríamos empezar, por ejemplo, contemplando la feminidad y el feminismo desde la perspectiva de las mujeres en vez de clasificar a las mujeres desde la perspectiva de la feminidad o desde la del feminismo, que parecen actitudes excluyentes. Debemos empezar a despojarnos de esas superestructuras que nos están definiendo y no tienen nada que ver con lo esencial. Ser mujer – como ser varón- es algo mucho más complejo que un patrón al que cada una de nosotras debe ceñirse. Haga lo que haga, cuidar al hijo enfermo o barrenar en una mina, una mujer nunca deja de serlo.

Durante mucho tiempo, las mujeres hemos tenido que entrar en un corsé social que definía nuestra naturaleza. Así, la ineludible capacidad para dar a luz y criar a los hijos se vio adornada con unas características propias que pasaron a constituir la esencia del género femenino: la debilidad, la belleza, la falta de iniciativa, la sumisión al varón. Hoy estamos en una era diferente. Para las mujeres de la sociedad occidental, el acceso al trabajo remunerado y los avances de la medicina abrieron hace ya algunos años las puertas de un cambio de paradigma. Aunque desde el final del siglo XIX se había desarrollado un movimiento a favor de los derechos de la mujer, el canon del feminismo moderno lo estableció en 1949 Simone de Beauvoir con su libro El segundo sexo. En él, la filósofa francesa analizaba la perspectiva de las mujeres que empezaban a actuar en un terreno, el de la industria y los servicios, tradicionalmente reservado a los hombres. De Beauvoir denunciaba la dificultad de integrarse en este mundo varonil con la educación tradicional “para señoritas”, y la necesidad de enfrentarse a los mitos y prejuicios creados a imagen y semejanza de los hombres. En El segundo sexo argumentaba que las mujeres recibían en la sociedad la categoría excluyente de “otras”, como una tribu llama “otros” a los extranjeros o a los completamente diferentes. En el mundo de los hombres- afirmaba - las mujeres son “otras”, extrañas que aceptan esta condición inferior. Por eso deben luchar por incorporarse a la categoría “varón”. A partir de ese momento, el feminismo se empleó en conseguir la igualdad en la categoría: “otras” no, iguales.

Apoyándose en esta teoría, la aventura de la igualdad en la categoría nos ha llevado a las mujeres muy lejos. Sin embargo, la segunda década del siglo XXI puede ser buen momento para evaluarlo y reconocer que hemos pagado por él un precio alto. Hemos aceptado que “iguales” quiera decir incorporadas a los parámetros diseñados por y para los hombres, sin que tengan que modificarse en absoluto. Hemos tolerado que la visibilidad y la influencia de una mujer supongan ocultar aspectos que le son esenciales. El feminismo más radical, además, con algo que podría denominarse “revancha por las culpas de la historia”, nos ha animado a una guerra de sexos en la que el hombre ha llegado a ser una pieza a abatir. Esta actitud excluyente es peligrosa para todos: lo es para el proyecto vital de las mujeres y lo es para los hombres, con frecuencia despojados de opinión ante muchas decisiones que les incumben. Nuestro nuevo espacio precisa de espacio para ellos. Cuando el feminismo desvincula a la mujer del hombre, choca frontalmente con la realidad de la vida, en la que estamos juntos los dos sexos pese a quien pese. Y además, se convierte también en un corsé.

Ahora estamos aquí un grupo de mujeres con responsabilidades importantes en lo laboral y, con toda seguridad, con compromisos muy serios en lo personal. Situadas en el centro de ambos extremos, deberíamos ser las mujeres sin corsé. Sin embargo, ¿no os parece en ocasiones que en realidad llevamos puestos los dos corsés?

Hoy casi nadie se atreve a decir que muchas mujeres con alta capacidad escogen opciones laborales poco ambiciosas porque no toleran el diseño de los horarios. Estamos aplaudiendo como una conquista que la maternidad, o la renuncia a ella, sea una decisión exclusiva de las mujeres - de nuestro cuerpo se llega a decir – sin reconocer que los hombres tienen responsabilidad sobre sus hijos y que muchos quieren asumirla. Por el contrario, apenas denunciamos la pervivencia – incluso el auge- de los peores estereotipos sobre las mujeres: el patrón del “sexo débil”, del “bello sexo”, sumiso, desprotegido, menos inteligente, plegado a los deseos del varón, dispuesto a servirle, obsesionado por parecerle atrayente. Tan vigente resulta este esquema de género, que se muestra cada tarde desde los programas de televisión y cada semana desde cientos de revistas, muchas de ellas específicamente femeninas.
Y mientras las mujeres concretas intentamos ajustar nuestras medidas particulares al corsé de la feminidad, al del feminismo, o a ambos a la vez, las occidentales alcanzamos cotas de igualdad y de poder impensables hasta hace apenas treinta años, justo cuando parece que las mejores conquistas del feminismo retroceden.

Debemos comprender que nos movemos como un péndulo entre enormes contradicciones porque estamos desmontando prejuicios atávicos y estableciendo una nueva posición que nos obliga a hombres y mujeres a hacer un viaje, a recolocarnos en el espacio. Para liberarnos de los dos corsés tenemos que empezar a defender la igualdad en la diferencia. Ha llegado la hora de decir: somos otras que los hombres, sí, pero esta no es una categoría personal diferente ni una clasificación por méritos sino una vivencia insustituible, la de ser una mujer. Inevitablemente, el retrato del hombre que camina junto a esa mujer también debe modificarse: no puede ser un enemigo ni un tirano sino un aliado que también debe encontrar un lugar “a su manera”. La  masculinidad no es el machismo sino, tal vez, su contrario.

Iguales en derechos y deberes, diferentes en la manera de encarar la vida. Así es como debemos lograr que sea. Y definirlo para que perdure, porque las más genuinas mujeres del siglo XXI son nuestras hijas y ellas deberán tener la posibilidad de hacerlo todo como mujeres en un mundo en el cual esta condición, como la de ser hombre, sea relevante en la intimidad e irrelevante en la proyección externa. Para mí una de las claves del futuro está en despojar a los valores de sus características de género y verlos desde su verdadera dimensión: la personal. Somos personas decididas, responsables, libres, sensibles, solidarias, frágiles, vulnerables, limitadas, complejas. Hombres y mujeres.

miércoles, 6 de marzo de 2013

La docencia, profesión globalmente mejor considerada en el último barómetro del CIS

 
 
 
 
El barómetro del CIS del mes de febrero trae una noticia excepcional: la docencia está considerada globalmente como la profesión más valorada por los españoles.
 
 
ANPE lleva décadas defendiendo la dignificación social de la tarea docente. Yo misma llevo más de diez años hablando en nombre de los docentes en los medios de comunicación,  trabajando intensamente para que se reconozca la enorme dificultad y el valor intrínseco de la docencia. Por eso me han hecho feliz los resultados del último barómetro del CIS, en los cuales la profesión docente, en sus diferentes cuerpos y niveles educativos, obtiene la calificación más alta. Curiosamente, los encuestados no mencionan la profesión de manera genérica, como sucede en la medicina a la que dan la puntuación más alta, sino que otorgan la máxima confianza a las diversas modalidades de docencia mencionándolas expresamente, de manera que la convierten en la profesión globalmente mejor considerada. Estos resultados son un gran estímulo para seguir trabajando en defensa de la enseñanza pública, y no hubieran sido posibles sin el compromiso diario, la vocación y la entrega de los profesionales de la docencia.
 
¡ENHORABUENA  A TODOS !

La calificación es la siguiente:

Pregunta 9

Querría saber concretamente, qué valoración le merecen una serie de profesiones u oficios en la sociedad española actual. Utilizando una escala de 0 a 100, dígame, por favor, cómo valora Ud. cada uno de ellos, sabiendo que el 0 significa que lo valora “muy mal” y el 100 que lo valora “muy bien” (se pide su valoración, no hay una puntuación correcta).

Maestro/a de educación infantil. Media: 74.64

Abogado/a. Media: 61.84

Albañil. Media: 64.10

Arquitecto/a. Media: 66.80

Profesor/a de primaria. Media: 74.70

Fontanero/a. Media: 63.82

Juez/a. Media: 59.01

Profesor/a de secundaria. Media: 73.67

Médico/a. Media: 81.58

Profesor/a de formación profesional. Media: 73.92

Escritor/a. Media: 62.79

Periodista. Media: 59.09

Policía local. Media: 62.54

Profesor/a universitario/a. Media: 75.16

Camarero/a. Media: 64.08

Barrendero/a. Media: 64.09

Ver informe completo del CIS

martes, 5 de marzo de 2013

El Quijote virtual






La Biblioteca Nacional ha digitalizado la primera edición del Quijote y la ha convertido en una preciosa herramienta didáctica. ¡No os la perdáis!


El Quijote Virtual

En este enlace se encuentran la descripción del proyecto y sus posibilidades pedagógicas.


Descripción del proyecto