BIENVENIDOS

Bienvenidos a esta sala de profesores. Gracias por compartir conmigo las ganas de pensar sobre educación.



miércoles, 29 de enero de 2014

Manifiesto por la accesibilidad de los libros de texto



El artículo 27 de la Constitución reconoce a la educación obligatoria y gratuita como un derecho fundamental y significativo para el desarrollo de la sociedad. Los libros de texto como herramienta de aprendizaje constituyen a día de hoy parte de este derecho.

Los sindicatos docentes y las asociaciones de padres y madres abajo firmantes mostramos nuestra preocupación por:  

  • Las difíciles condiciones económicas de nuestro país, que están afectando gravemente a muchas familias obligadas a realizar un gasto considerable en los materiales escolares solicitados a los alumnos.
  • El inminente desarrollo de una nueva ley de educación que modifica los currículos escolares y por tanto provocará un cambio en el contenido de los libros de texto.
  • La desaparición progresiva de las becas y ayudas a las familias. 
Ante esta realidad, manifestamos la necesidad de que el Ministerio de Educación y las Consejerías de Educación de las comunidades autónomas desarrollen reglamentariamente y con urgencia la Disposición adicional V de la LOMCE referente a sistemas de préstamo gratuito de libros de texto ajustándose, como mínimo, a lo aprobado por las Cortes en la Proposición no de Ley de 24 de septiembre de 2013, y teniendo en cuenta que la implantación de la LOMCE en cursos impares a partir del próximo, hace especialmente necesario y urgente planificar y potenciar la dotación de medios a los centros. 

Esta PNL se refiere al préstamo gratuito de libros de texto y es el origen de la inclusión en el articulado de la LOMCE de esta referencia. Por tanto, este desarrollo reglamentario debe cumplir cuanto antes los siguientes puntos:

1. La creación y mantenimiento de un sistema de préstamo gratuito de libros de texto y otros materiales curriculares para educación básica en los centros sostenidos con fondos públicos, administrado por los propios centros escolares en la etapa de educación obligatoria.

2. La progresiva implantación de sistemas de préstamo de libros de texto de naturaleza análoga en la educación secundaria posobligatoria.

4. Promover las iniciativas para que los libros de texto y materiales curriculares didácticos no puedan ser sustituidos por otros durante un período mínimo de tiempo que comprenda cinco cursos. Además, los libros deberán ser materialmente reutilizables en los niveles correspondientes a la enseñanza obligatoria.

5. Promover el desarrollo de materiales didácticos digitales de apoyo gratuitos, homologados por las administraciones educativas, a disposición de escolares y docentes.

Asimismo, animamos a los centros escolares a vigilar que no queden sin utilidad los bancos de libros ya creados con enorme esfuerzo del profesorado y las comunidades educativas, así como a tener en cuenta las diferentes alternativas a los libros de texto tradicionales.
Como representantes de la comunidad educativa, pedimos también:

·         A las administraciones públicas, que mantengan las becas y ayudas a las familias.

·    A las administraciones educativas tanto del Estado como de las comunidades autónomas, que se impliquen en la consecución de la igualdad de oportunidades de todas las familias independientemente del territorio en que vivan.

·         A los agentes sociales y empresariales que, en el marco de su responsabilidad social corporativa, formen parte activa del proceso educativo.

En unos momentos difíciles para muchas familias es imprescindible la colaboración de todos para garantizar a nuestros niños y jóvenes el derecho constitucional a la educación.

Firman este manifiesto (por orden alfabético):
Elena Alfaro, promotora de la PNL ante el Congreso de los Diputados.

Asociaciones de padres: COFAPA, CONCAPA.
Sindicatos docentes de la enseñanza pública: ANPE, CSIF.
Sindicato docente de la enseñanza concertada: FSIE.
                                                                                                    
Madrid, 29 de enero de 2014

martes, 21 de enero de 2014

Los niños


 
 
Los niños posan sobre el mundo una mirada muy abierta, de aprendizaje y de progreso. Los niños no tienen autocompasión, no se recrean en sus problemas, miran hacia el futuro, son el futuro. Por eso son los únicos capaces de imaginar cosas nuevas.
 
La imaginación es el arma de la infancia. Un niño es capaz de ver más allá de lo cotidiano y creer que hay planetas en las bombillas, torbellinos en los colores y reyes de países remotos que traen regalos hasta su casa en una  mañana de enero.  Solamente un niño puede crear el mundo de nuevo mientras juega como si le fuera la vida en ello, cuidando a una muñeca o cabalgando en el brazo de una butaca. Quienes son capaces de traspasar las fronteras de la infancia manteniendo viva la capacidad de imaginar son aquellos que mueven el mundo: los grandes artistas, los descubridores, los visionarios.
 
Esa imaginación infantil que ve la esperanza, distingue la belleza en medio de la desolación, permite encontrar alegría en la rutina y adivina un árbol en una semilla es la que abre la puerta del futuro.  Si no rescatamos en nuestro interior al niño asombrado que todavía vive allí, no llegaremos a conocer un mundo  mejor porque antes de luchar por él debemos imaginarlo.
El mundo que nos merecemos es de los niños porque ellos, cuando miran a su alrededor, lo ven.

jueves, 16 de enero de 2014

No se puede explicar mejor



La cultura, nuestro único recurso natural, maltratado, despreciado.
Solo Forges podría haberlo explicado tan bien. Atentos al único espectador del público.

viernes, 3 de enero de 2014

PENSAR





Vivimos en un tiempo que ha abolido la distancia crítica, la que permite un espacio para el análisis y la reflexión de los hechos, para la búsqueda de nuestras referencias. Por eso nos entretenemos en una sucesión de trivialidades y desde ellas tomamos decisiones en la educación, en la política, y hasta en la vida personal. A pesar de todo seguimos necesitando, de la manera más profundamente humana, mirar lo que acontece, pensar lo que acontece, preguntarnos por ello. Es obvio que el vértigo de la actualidad no es la plenitud y que todos estamos echando de menos, aún sin saberlo, la dimensión interior.



Las dos palabras que definen a un buen educador son templado y consciente, que forman parte de la celebérrima definición de Heidegger: Tiene espíritu quien se decide, templado y consciente, a acercarse a la esencia del ser.



Ese acercamiento a nuestra esencia es el gran viaje de la vida y es una decisión personal, que se puede tomar o no y seguir viviendo como si nada. Así que, antes de pensar en transmitir algo, templados y conscientes, tenemos que tomar la decisión de emprender nosotros mismos un viaje hacia el extremo opuesto de lo banal. Y el primer paso consiste en pensar en lo que hacemos. Los adultos, quiero decir: los profesores, los educadores. Para enseñar a pensar hay que estar pensando. ¿Nos conformamos nosotros con la repetición mecánica de lugares comunes? ¿Con la respuesta oficial, única, standard? ¿Con lo correcto sin más?

Porque pensar no es lo mismo que reflexionar. Cuando yo decido en una zapatería si voy a comprarme unos zapatos de tacón alto o plano, y voy sopesando las distintas utilidades de uno y otro, reflexiono. Pero esa decisión no implica pensamiento. Pensar es crear algo nuevo, aprender algo de mí mismo que antes no sabía, resolver problemas que no admiten soluciones simples, únicas y prediseñadas.



Para aprender a pensar es imposible prescindir de los datos y de la información, y no se piensa sino a partir de cierta cultura, de cierto cultivo interior. Pensar es la antesala de la acción, el espíritu crítico y la capacidad de adecuarse a una realidad que cambia constantemente y, a veces, dramáticamente. Esto significa que los pensamientos deben estar orientados conscientemente hacia algún objetivo y deben basarse en información lógica, sólida y confiable que se obtiene de diversas fuentes y no solamente en los prejuicios o ideas preconcebidas.



Pensar es un proceso individual. Se piensa solo, pero no es necesario estar a solas. Sócrates decía que de su madre, que era partera, había aprendido el oficio del pensamiento: como la partera, cada uno puede ayudar al otro, en un diálogo sin prejuicios, a extraer la verdad que contiene dentro de sí. Los docentes somos parteras, y así nos tenemos que ver. Cada alumno tiene dentro de sí la fuente, la posibilidad de la verdad, sólo hay que ayudarles a darla a luz. ¿Cómo? Dialogando, conduciendo con preguntas a la movilización de su mente, preguntándole sobre sus experiencias, sentimientos y opiniones, no solamente sobre sus actividades. Tenemos que animarles a definir su visión de la realidad a partir de los conocimientos adquiridos y las vivencias personales. A los jóvenes de hoy, sobreprotegidos en tantas cosas, apenas les dejamos intervenir efectivamente en el mundo. Y con frecuencia no nos parece necesario preguntarnos si piensan o qué piensan.



Pensar tiene también un ingrediente ético. Es elegir cómo presentarse ante los demás. Es lo significa el viejo aforismo socrático: sé como deseas parecer. Nos equivocamos cuando pensamos que nuestra presencia es la inevitable manifestación externa de una disposición interior. No; es una elección deliberada sobre la forma en que queremos que los demás nos perciban, y esto también es un fruto del pensamiento.



El pensamiento es también un lugar adonde ir, nuestro espacio interior. El auge de las religiones orientales da la medida de hasta qué punto los occidentales estamos echando de menos este sitio. Y esto es así porque las actividades mentales no pueden darse si no es mediante una retirada deliberada, aunque sea momentánea e invisible, del mundanal ruido, de los deseos e inquietudes del presente inmediato. Porque el pensamiento interrumpe la acción, la actividad ordinaria. El pensamiento exige pararse a pensar.



Y el espacio interno al que acudimos cuando nos paramos a pensar es el lugar donde tiene su morada la más profundamente humana de todas nuestras facultades, la imaginación. Y también viven allí, junto a ella, sus dos hermanas, la memoria, que almacena y pone a disposición de nuestro recuerdo lo que nunca más estará, y la voluntad, que anticipa lo que aportaremos a aquello que no ha llegado todavía, y que no se ocupa de objetos sino de proyectos.

Ya comprobamos a diario, incluso en los titulares de prensa, que la facultad de pensar es fácil de perder: basta con vivir constantemente distraído. Por eso mismo, en la era de las redes sociales y de las mil pantallas, esta decisión templada y consciente debe ser potenciada con el deseo consciente de aprovechar cualquier momento para pensar, en una especie de alerta educativa.



Estamos creyendo tontamente que nuestra vida se define por lo que hacemos, es otro efecto perverso de la aceleración que se traduce, en lo político y en lo personal, en esa búsqueda constante de resultados y de iniciativas. Nos equivocamos. Lo que hacemos ocupa, todo lo más, un 25% de nuestras vidas. Los otros tres cuartos están ocupados por lo que deseamos, lo que proyectamos, lo que soñamos, lo que pensamos. Ahí es donde se encuentra nuestra esencia personal. El espíritu existe, y es, en palabras de Hegel, lo que él se hace a sí mismo. Cuando piensa.



También en nuestros días es posible la libertad, es posible la educación. No todo está escrito en el BOE, no todo se desarrolla en un plató de televisión o en el Consejo de Ministros. Merece la pena que la escuela emprenda una lucha contra la banalidad. Tal vez sea, además, la única manera de devolver a la educación al primer plano del debate educativo. Así que me atrevo a invitar a ir hacia nuestro proyecto personal, hacia la participación activa que fortalezca la institución escolar, hacia la decisión templada y consciente de encontrar nuestra propia esencia y valorar nuestra intuición más profunda, que es una intuición de bien. Para completar nuestro êthos, como personas y como sociedad nos queda, afortunadamente,  mucho camino por delante. Son tiempos difíciles pero como dice Plotino: hasta el hombre obligado a luchar puede decidir si quiere hacerlo cobarde o valientemente.