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Bienvenidos a esta sala de profesores. Gracias por compartir conmigo las ganas de pensar sobre educación.



miércoles, 3 de junio de 2020

¿Puede ser humanizadora la escuela de las máquinas?




El pasado noviembre tuve el honor de participar en el Congreso de Escuelas Católicas con una ponencia compartida con el extraordinario pensador Pedro Huerta, superior de los Trinitarios. Pintábamos un futuro en el que resultaría difícil distinguir entre información y conocimiento, entre absolutos y relativos, entre procesos y resultados- porque las máquinas muestran resultados y su proceso es invisible, pero la enseñanza es puro proceso-. No podíamos prever que ese futuro llegaría a nuestras vidas bruscamente, a las pocas semanas.

Estos meses han puesto a prueba la capacidad humanizadora de la escuela y creo sinceramente que, durante la primera ola, los docentes habéis superado este difícil examen. Sobre todo porque las familias han visto por primera vez, y en la mayoría de los casos, qué compleja, qué importante para sus hijos es vuestra tarea. 

La docencia es una profesión esencial porque es, y seguirá siendo siempre, humanizadora. Sin embargo, el gran reto ante lo digital es, precisamente, comprender y defender esa esencialidad en lugar de dejarnos llevar por la agonía del temario y por la dificultad de la técnica que todavía no controlamos. Se equivocan quienes piensan que volveremos, sin más, a la clase magistral; esta forma de enseñar es la más fácil de sustituir por las máquinas.

Así que, ante este nuevo paradigma debemos actualizar- en el sentido filosófico de hacer presente, hacer actual- la función esencial: humanizadora.


COMUNICATIVA

En el perfil del docente estará siempre el diálogo entre seres humanos. Sin embargo, y lo habéis comprobado durante estos meses, el cara a cara es imposible cuando solo se ve la cara; es decir, cuando una pantalla y un lapso limitadísimo de tiempo nos impiden abarcar al alumno en su totalidad, lo que yo llamo verlo de espaldas, distinguir entre la actitud abierta y la huidiza, en resumen, verlo vivir. 
En estas semanas os han preocupado las ojeras de unos, la dolorosa desaparición de otros. La actualización de la comunicación se establecerá a partir de la certeza de que, más que nunca, seréis tutores de todos. Habrá una interacción más frecuente y menos rígida con la familia; tendremos que poner en palabras nuestra propia vida ante ellos, porque hay una diferencia muy grande entre decir ante el Google Meets “hola, ¿cómo estáis? y decir “chicos, ya salió mi padre del hospital.” Y ahora las confidencias, la mirada en primer plano habrá que provocarla. Será una comunicación más horizontal que nunca, porque todos somos conscientes de nuestra extrema fragilidad. Será una comunicación en la que deberemos escuchar más su visión de la realidad, y responder a sus dudas más que obcecarnos con el temario. Repito: habrá que escucharlos más. Solo así podremos defender nuestra comunicación humanizadora frente a las alternativas que nos ofrecen las máquinas.

ÉTICA

La docencia es una profesión eminentemente ética, y esa es una certeza que debe transformarse en un profundo compromiso vital. Por eso vuestra presencia está relacionada siempre con la ejemplaridad. Hoy se traduce en el cumplimiento de las normas, en la moral alta frente al miedo, en la actitud solidaria y consciente. Sois un referente ético. Debéis mostrarles también, y más que nunca, que ética significa actitud ante la vida, y que les apela a ellos mismos, a su proyecto y a su futuro. En el día a día de la clase, la ética docente significará estar abierto a todo, no regatear ningún esfuerzo. Y esto se refiere también a vuestra relación con los compañeros, con el claustro en su totalidad porque existe el serio peligro de convertiros en células aisladas ante vuestras pantallas.

DIGNA

Si lo virtual tiene y contiene, la docencia es. Hay una determinada manera de vivir la realidad del mundo: con los ojos abiertos a las próximas olas, que son la recesión económica y el cambio climático. Humaniza quien sabe distinguir lo esencial de lo accesorio. Habrá que asumir ese reto y habrá que contarlo.  


SIGNIFICATIVA

Estoy segura de que todos vuestros alumnos han valorado de otra forma la escuela durante este tiempo; han sentido hambre de ella. Seguro que todos han pensado formas de regresar con seguridad para la salud, ojalá los equipos directivos se atrevieran a preguntarles. Es importante que sientan su colegio como el espacio humano donde se desenvuelve buena parte de su vida.
Significativo quiere decir que - en los tiempos de Sócrates y en los de Google- cualquier cosa que hagan los profesores deja una huella indeleble en la biografía de otro ser humano.
Una de las tareas más complejas y emocionantes a partir de ahora será profundizar en el arraigo emocional de cada alumno con su centro. Más que nunca el tiempo de escuela será una oportunidad.

VOCACIONAL

Hay que sentirse llamado a esta tarea, hay que entenderla como una ofrenda de lo mejor, para que brote lo mejor en otros. Demostrareis vuestra vocación docente en el esfuerzo por personalizar a cada uno, conocerlo bien- esto hay que subrayarlo porque se vuelve más difícil- y amarlo.
Demostrareis vuestra vocación docente en la apertura a lo nuevo, en la búsqueda de lo que tienen de bueno y de malo los métodos y formas que os esperan, en la capacidad de conservar la comunicación humanizadora. Porque la vocación docente se define en cada uno de vosotros con la manera de ser, de trabajar y de tratar a los demás.

CAPAZ

Tendréis que renovar vuestro compromiso a diario, conoceros y potenciar vuestros puntos fuertes. Y compartirlos con vuestros compañeros de claustro. Habrá que dar más crédito que nunca a lo frágil para reconocer en cada alumno sus potencialidades. Habrá que aprender de nuevo a explicar y a escuchar, a mirar y a ser mirado. Y aprender a cuestionarse todo. Este tsunami de innovación debe estar bien contrastado, bien comprendido en su papel de herramienta dominada por lo humano.


¿Cuál será el rol de los alumnos en esta nueva realidad?

Ellos deben hacer un esfuerzo también por la humanización. Nuestra tarea será potenciar sus mejores rasgos, olvidando o minimizando la vieja clasificación “bueno o malo para una tarea académica.”

¿Cómo podemos mantener la certeza de ser profesores, cuando se pierde lo presencial?

Lo virtual nos ha permitido conservar el avance de lo académico; el regreso a las aulas debe incidir en la acción tutorial.