Curso tercero de primaria en un colegio como cualquier otro.
La quinta sesión lectiva está destinada a las Ciencias Naturales, según el
horario del curso; la sexta, a las Ciencias Sociales. Son Natu y Soci, la división
establecida en la LOMCE para el clásico de primaria que antes se denominaba
Conocimiento del Medio.
Esa jornada, la programación de Naturales incluye el tema
“Los seres vivos”; la de Sociales, el tema “La Tierra, sus componentes.” Así,
en la quinta sesión, los alumnos de ocho años comienzan a clasificar a los seres vivos. Hoy tocan
animales: mamíferos, peces, aves, insectos… Con sus características de especie
y las de sus distintos ecosistemas. Son aprendizajes interesantes y
significativos para los niños pero incluyen una buena cantidad de vocabulario,
así que los profesores debemos ir despacio, afianzando bien los nuevos
conceptos. Antes de que nos demos cuenta, en mitad de una clasificación,
comienza la sexta hora y, con ella, la asignatura de Sociales. Y sin solución
de continuidad, nos vemos elaborando un esquema sobre la estructura de nuestro
planeta: manto, núcleo, anfibios… ¿O era hidrosfera?
Hace ya muchos años, cuando yo era una maestra joven,
desembalé ilusionada las cajas rojas de la Logse. En cuanto la pusimos en
práctica, a los quince días más o menos de comenzar a trabajar con ella, los
profesores detectamos ya sus desajustes. El “café para todos” no funcionaba
bien, desanimaba a los alumnos y retrasaba los avances. Nadie escuchó la voz de
las aulas y el modelo Logse siguió vivo muchos años. Aún lo está en esta nueva
ley elaborada como modificación puntual de la anterior.
Pues bien: no llevamos aún un mes implantando la LOMCE
en los cursos pares de primaria y ya hemos detectado que el sistema
“metodología de bachillerato para todos” es un desajuste considerable. En los primeros cursos resulta prácticamente
imposible aumentar al doble conceptos de ciencias naturales y sociales sin
relación entre sí; es más, intentarlo es absurdo. Cualquier profesor sabe hacia
dónde va hoy la vanguardia educativa: hacia lo global, holístico, significativo
para el alumno, que toma los conocimientos previos como punto de partida. Mamíferos y magma en la misma jornada crean en los niños pequeños desánimo y
confusión. Y en los profesores, un estrés parecidísimo al de hace treinta y
cinco años. ¿Para cuándo lo de escuchar la voz de las aulas?
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