IES Francisco Tomás y Valiente, referencia en la FP de Madrid.
Seguramente nunca conseguiremos un Pacto por la
Educación, pero el
panorama que salga de las urnas deberá lograr acuerdos que consoliden algo de
estabilidad para el periodo formativo de los niños y jóvenes.
En los extremos del arco académico,
la Educación Infantil y la Formación Profesional conforman los pilares del
éxito total de un sistema educativo. Los países más avanzados de Europa
supieron verlo hace décadas y todavía lo entienden del mismo modo: invertir en
ambas es abrir ventanas hacia un mejor futuro. Concederles la máxima relevancia
es acertar.
Posiblemente el acuerdo más factible sería el que pusiese en
valor para los próximos años la Formación Profesional. Así nos lo demandan los
elevados índices de desempleo juvenil, pero también la necesidad de aumentar la
cualificación profesional en un mercado cuyos requisitos para el empleo están
en continuo cambio. Parece mentira que todavía hoy poseamos una de las tasas más
elevadas de Europa en graduados universitarios y de las más bajas en titulados
de FP. Parece mentira que hablemos con la boca pequeña de
unos estudios superiores que son superiores a todos los efectos. Y que sigamos obligando a que centros cuyo profesorado y objetivos son excelentes clamen por los medios adecuados para mantenerse en vanguardia.
Las titulaciones de Formación Profesional garantizan
desarrollo, productividad y mejora del empleo. Deberían ser valoradas por las
familias y convertirse en uno de los elementos fundamentales de las políticas
de educación.
A ver...
Carmen una vez más coincidimos. Se mos llenam las aulas de graduados a la vez que sube el paro juvenil mientras los oficios y la profesionalidad en ellos van desapareciendo. ¿Tan difícil es para padres, estudiantes y políticos ver la realidad?
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