Foto: EFE
El teletipo de la Agencia EFE que acompaña la fotografía de este artículo
dice literalmente: “Un joven trabajador paquistaní duerme una siesta durante un
descanso en una fábrica a las afueras de Islamabad, Pakistán, hoy martes 30 de abril.
Varias organizaciones de trabajadores han organizado eventos para mañana en
todo Pakistán para destacar los problemas laborales a los que se enfrenta el
país, con motivo del Día Internacional de los Trabajadores.”
“Un joven trabajador pakistaní…” Pero en realidad es un niño y debería
estar en el colegio, aprendiendo a leer, a escribir, a pensar, a distinguir el
trabajo de la explotación, la dignidad de la miseria, la libertad de la
esclavitud.
“…duerme una siesta…” Pero este sueño del niño no es para reponer
energías antes de merendar y jugar un rato, o tal vez antes de acudir al
entrenamiento de fútbol. Esta no es una siesta; no se duerme dentro de un bidón
vacío. Esto es un desmayo de agotamiento, de sed, de hambre y de vida mala.
“…durante un descanso…” Pero este descanso no está incluido en algún
contrato o convenio, porque no lo hay. Porque allá, y en muchos otros lugares
del mundo, muchos niños están esclavizados por multinacionales que les
roban la infancia, la salud y el alma. “El trabajo infantil es ilegal y atenta
contra los Derechos Humanos”, diremos los buenos ciudadanos de este lado del
mundo. Y seguiremos leyendo el periódico hasta que lleguemos por fin a la
sección de cotilleos. Mientras tanto, allá en Islamabad, por decir alguno de tantos
sitios, el patrono de este pequeño pensará: “Los derechos humanos, sí, claro,
mira cómo me río.”
“…en una fábrica…” Pero el teletipo no nos dice qué se produce en esa
fábrica para que este niño tenga que trabajar hasta la extenuación. ¿Fabricará él
nuestras camisetas low-cost? ¿Nuestros pantalones vaqueros? ¿Las zapatillas de
deporte? ¿El bolso “artesanal”? ¿Manipulará algún producto químico?
¿Colorantes, ácidos, corrosivos? Solo sabemos que el trabajo lo agota, eso está
claro.
“…los trabajadores han organizado…” Pero el teletipo no dice si estos
trabajadores, que van a organizar eventos por todo el país para protestar,
tienen derecho a sindicarse, o posibilidad alguna de establecer diálogo con los
patrones. No dice si entre ellos habrá también mujeres. No dice si las
protestas serán reprimidas brutalmente.
Demasiados “peros” para una sola fotografía. Demasiada corrección
política para un solo teletipo. Y el mundo seguirá girando, y no nos bajaremos
de él, y dentro de un instante estaremos ya pensando en otra cosa, y el niño
pakistaní despertará con la boquita seca y el estómago rugiente, y entrará de
nuevo en la fábrica. Y el mundo seguirá girando.