En los próximos días, más de ocho millones de estudiantes
comenzarán un nuevo curso escolar. Entre ellos, con su mochila y sus cuadernos,
se encuentra la presidenta del gobierno que gestionará nuestra vejez. También
nuestros futuros médicos, pilotos de avión, fontaneros, periodistas y artistas.
¿Cómo queremos que sean? ¿Qué conocimientos, qué valores, qué compromiso con su
país deseamos transmitirles?
A esos niños y niñas los está preparando para el futuro
un sistema educativo atomizado, con unos gobernantes separados y hasta
enfrentados a la realidad de unas escuelas que ya van tomando decisiones por su
cuenta. La política educativa en España lleva décadas tan condicionada que,
sencillamente, ha perdido el contacto con la realidad de las aulas. ¿Recuerdan la
Yenka? “Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, atrás, un, dos,
tres…” Siete leyes de educación desde el inicio de la democracia, cuatro
reformas educativas, una incapacidad absoluta de acuerdo y de pacto...
La
educación es la decisión del presente que más incide en el futuro. Me pregunto
si los políticos españoles serán capaces alguna vez de comprender que hoy entran
en el aula los españoles de mañana, una presidenta del gobierno.
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