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Bienvenidos a esta sala de profesores. Gracias por compartir conmigo las ganas de pensar sobre educación.



miércoles, 16 de mayo de 2012

DEMASIADO


Desde hace dos años, España vive en el frenesí de los ajustes económicos. Estamos sumidos en una quiebra financiera, a punto de poner el pie fuera de la zona euro y ruborizados ante Europa porque no hemos sabido hacer los deberes. O al menos eso dice el Telediario.


La única posibilidad de salir de este agujero es reajustar los balances, ahorrar como locos en las mayores partidas presupuestarias siempre que afecten a los servicios  imprescindibles - como la educación y la sanidad - y no a los superfluos. Eso dice el Telediario.


Es imprescindible colapsar las aulas aumentando las ratios, echar a la calle a los profesores jovencitos, mantener dando clase a los maduros hasta que caigan al suelo, cerrar programas y aulas. Si no lo hacemos así nos hundiremos. Los recortes brutales que han sajado al sistema educativo en los dos últimos años no son suficientes. Hay que recortar de nuevo. O al menos eso dice el Telediario.


Dice el Telediario que estos tajos deben hacerse de arriba abajo y limpiamente. No es conveniente que se discutan en las mesas de negociación con los representantes del profesorado, no es razonable que tengan excepciones ni que contemplen la realidad de las aulas. No tiene importancia la destrucción de tres décadas de trabajo - a lo mejor poco lucido pero muy serio - por la mejora de las condiciones del profesorado y la atención a los alumnos más desfavorecidos.


Lo propio, además, es que no se explique por qué se recorta en educación mientras se mantienen la duplicidad de administraciones,  los gastos suntuarios, los asesores, las subvenciones y muchas tonterías. Según el telediario, las razones de esta decisión se ciñen estrictamente a: porque sí, porque no hay más remedio o porque qué otra cosa podemos hacer.


Esto es demasiado. En un país como el nuestro, cuya principal fuente de riqueza es la gente, no se puede dañar de esta manera la educación. Los recortes que estamos acumulando desde hace dos años están dejando heridas profundas en la situación de un sistema educativo que ya necesitaba curas para el fracaso escolar y árnica para los docentes. Como se están realizando con una política de hechos consumados y se evita el diálogo con los representantes de los afectados, los recortes están produciendo una desmotivación profunda en los claustros y, por qué no reconocerlo, también en los sindicatos.


El Consejo de Ministros ha aprobado un aumento de las ratios que ahorrará no sabemos cuánto dinero. A cambio, puede afectar gravemente a la Educación Infantil de tres años, a las escuelas rurales, a los centros de integración, a los que escolaricen alumnado con necesidades educativas –todos-,  o a los ubicados en zonas de especial dificultad socio- económica.   También a las clases de los dos primeros cursos de ESO y a los centros de Formación Profesional en las ramas técnicas que precisen clases prácticas en laboratorios o talleres.

El aumento del horario lectivo del profesorado- una medida que muestra un profundo desconocimiento del trabajo docente- complicará hasta el caos la gestión de los centros escolares que cuenten con pocos profesores, dejará sin apoyo a las etapas de Infantil y Primaria y sobrecargará a los profesores de Secundaria.


La supresión de modalidades del Bachillerato afectará a miles de familias y lesionará la calidad de muchos institutos que han hecho en estos años una enorme apuesta por la calidad, de manera voluntaria, nunca reconocida en el marco de una carrera profesional. Además  organizará un maremágnum en el próximo concurso general de traslados y empobrecerá el sistema. Pienso ahora mismo en un profesor excelente que, amargado por la supresión del bachillerato que impartía en su centro, ha decidido dejar la enseñanza. En este caso como en tantos otros el ahorro es en realidad un derroche. No estoy inventando la historia y desde estas líneas le envío un abrazo.


Alguien tiene que reconocer el enorme esfuerzo que están haciendo los profesores para que  España pueda salir de la crisis. O al menos para que lo diga el telediario.


Alguien tiene que dar explicaciones de por qué hemos llegado hasta aquí en tan malas condiciones. Alguien tiene que hacerse responsable de este desastre económico y pedir disculpas a los profesores, a los alumnos y a sus familias. Porque cuando se suavice la presión europea sobre la deuda, como parece que va a suceder a medio plazo, pocas cosas habrán cambiado en los fastos públicos de nuestro país, pero la educación estará arrasada como un desierto. Y el futuro estará en la cuerda floja. No quiero pensar que nuestra máxima aspiración como sociedad sea convertirnos en una sucursal de Las Vegas.


El Gobierno de España y todas las administraciones públicas tienen que comprometerse a que no haya más recortes en educación. Tienen que atreverse a dar marcha atrás en los actuales si la presión europea se suaviza. Tienen que esforzarse por establecer cuanto antes las reformas necesarias en el sistema educativo, y tienen que mostrar el máximo respeto en las declaraciones públicas cuando hablen de los docentes.


No creo que esto sea pedir demasiado.

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