El
Gobierno ha anunciado un recorte de diez mil millones de euros en Sanidad y
Educación, de los cuales al menos tres mil afectarán directamente al sistema
educativo. Este nuevo ajuste se añade a los que ya se han producido en los
últimos años y tendrá graves consecuencias. Incluye el aumento del horario lectivo del profesorado y de las ratios, por tanto, perjudicará no solo la atención de calidad a los alumnos sino a los programas de mejora de los centros. Además, al sumarse a la congelación de la oferta de empleo público, desembocará sin remedio en la pérdida de miles de interinos.
El horario de trabajo es una de las cuestiones fundamentales que debe establecer el Estatuto Docente, por tanto, la imposición de estas nuevas medidas vuelve a alejarnos de esta norma básica que el ministro de Educación - debe de ser obligado en todos al jurar el cargo - prometió en esta legislatura.
Hace tres meses se anunciaron reformas. ¿Eran estas?
A día de hoy es imperdonable que quienes pudieron hacerlas cuando gobernaron no las hicieran. Es imperdonable que a los docentes nos lleguen los recortes con los sueldos tiesos desde hace una década, sin Estatuto Docente. Es imperdonable haber aguantado durante un quinquenio la sangría del abandono escolar sin poner en marcha medidas serias. Y no haber conseguido un Pacto por la Educación.
Desde que comencé a trabajar por los profesores he visto agostarse una a una todas las esperanzas de convertir a la educación en prioridad social. Todas. Suman casi diez mil millones de decepciones. Qué pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario