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Bienvenidos a esta sala de profesores. Gracias por compartir conmigo las ganas de pensar sobre educación.



sábado, 19 de noviembre de 2011

MEJORAS QUE NO CUESTAN DINERO

                                               Maestro y discípulo en los frisos del Partenón.

Nos esperan a partir de ahora muchos cambios estructurales. Pero en este panorama de ajustes económicos, cuando parece que solamente importa resolver la crisis presente, es importante comprender qué significa para nuestro país la educación que imparte la enseñanza pública.

En España hay 18.863 centros públicos que llegan a todos los rincones de la geografía y a todos los alumnos sin discriminación alguna,  a los que están llegando cada vez más alumnos porque el impacto de la crisis en las economías familiares disminuye la matrícula de los colegios privados. Así que, si la enseñanza pública va a preparar para el futuro a un número cada vez mayor de ciudadanos, la calidad de la educación que imparta y el profesorado que la lleve a efecto, deberán contar con un protagonismo central en la gestión política. Por eso es imperativo preservar al máximo de los recortes a esta red de enseñanza e incluso blindar su financiación por ley.
Pero además es posible realizar mejoras sustanciales sin desembolso económico. Propongo algunas que no precisan más que voluntad política para ser llevadas a efecto, y que mejorarían sustancialmente la calidad de la enseñanza pública y las condiciones de los docentes. Algunas de ellas son:

1.      TERMINAR CON LA BUROCRACIA.
No cuesta dinero reducir al mínimo indispensable la elaboración de informes, planes, programaciones y otros documentos. El exceso de burocracia asfixia cualquier innovación en los centros educativos y muestra la desconfianza del sistema tanto en la capacidad de los centros para gestionar su autonomía como en la profesionalidad y creatividad de los docentes.

2.      DESARROLLAR LA AUTORIDAD DEL DOCENTE
No cuesta dinero establecer por ley la consideración de autoridad pública para todo el profesorado. Las comunidades autónomas están llevando a cabo este proceso de manera imparable pero todavía falta la gran consideración a nivel de Estado que solamente el Gobierno central puede impulsar.

La autoridad del docente, cuando se entiende en su verdadera dimensión, mejora la convivencia en los centros y ejerce un efecto preventivo sobre la conflictividad. Además, envía un mensaje incuestionable: el profesor lleva a cabo una labor que la sociedad protege. Nadie puede interrumpirla de manera violenta sin atenerse a las consecuencias. La consideración de autoridad del docente a nivel de Estado nos convertiría en una sociedad con menos complejos, con las ideas más claras, más madura.


3.      POTENCIAR LA AUTONOMÍA DE LOS CENTROS
No cuesta dinero potenciar la autonomía organizativa y pedagógica de los centros educativos, permitirles flexibilizar sus horarios y adaptar en parte sus currículos, establecer su régimen de transportes, distribuir su presupuesto con la oportuna rendición de cuentas, y permitir una estabilidad mínima para sus plantillas. No cuesta más dinero del que ya se gasta permitir que la formación sea específica para las necesidades de los centros y potenciarla para los equipos directivos.


4.      APOYAR ESPECÍFICAMENTE AL PROFESORADO.
No cuesta dinero que los responsables políticos apoyen al profesorado, valoren su trabajo   y   le   muestren respeto. Las declaraciones despectivas que han acompañado a los recortes en algunos territorios han hecho retroceder una década los esfuerzos para aumentar el prestigio de la profesión docente. En un país que está dispuesto a creerse a las primeras de cambio cualquier crítica al profesorado, los políticos no pueden desacreditar a una profesión esencial.

No cuesta dinero poner en marcha medidas que solamente necesitan un poco de sentido común: crear el modelo de plantillas mínimas en los centros, delimitar mejor las especialidades, facilitar los traslados y permutas, difundir el código deontológico de la docencia, establecer el número de horas que se deben impartir y no solamente las que se pueden...

Y por supuesto, no cuesta dinero abrir la mesa de negociación para tratar el Estatuto Docente que defina y enmarque la carrera profesional desde el acceso hasta la jubilación.


5.      TRABAJAR POR UNA SOCIEDAD EDUCATIVA.
No cuesta dinero, más bien puede ahorrarlo, racionalizar el horario de los padres, concienciarnos de la importancia de volver a ser una sociedad educativa, exigir la responsabilidad de los medios audiovisuales sobre la relación entre sus contenidos y su horario, facilitar el acceso de los jóvenes a las posibilidades de ocio más saludable: los polideportivos, las instalaciones de los propios centros, cumplir las leyes que ya tenemos sobre el acceso de los menores al alcohol y las drogas…


Vamos a ver lo que pasa a partir de ahora. Pero los nuevos gobernantes deben tener claro desde el principio que o la educación está en el centro de las políticas o no estaremos en ninguna parte.

1 comentario:

  1. Excelente artículo, Carmen. Enhorabuena. Dos de las medidas que propones me parecen incuestionables: la simplificación al máximo posible de la burocracia improductiva y la elaboración de un sólido y actualizado Estatuto del Profesorado. Por lo que respecta a la potenciación de la autoridad estoy al 150% de acuerdo contigo. Sin embargo, en mi opinión, eso obligaría, entre otras cosas, a cuidar dos aspectos de aplicación a los propios docentes. Uno, que se empeñaran ellos también en potenciar su función evitando, los casos de "bajarse de la tarima" sistemáticamente para buscar una fácil "popularidad " entre sus alumnos. Y la otra, que se afanaran en mantener y, cuando se pueda superar, sus niveles de conocimiento o, en otros términos, su perfeccionamiento académico. P

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