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sábado, 23 de julio de 2011

EL VALLE FELIZ


De izda. a dcha: Manuel Madrid, Juan Miguel Tortosa, tres ex-alcaldes de la comarca,Carmen Guaita, Enrique, de GINSO y Luis Fernando Vílchez en el curso de Purchena.

Acabo de asistir, por tercer año consecutivo al curso de verano sobre menores en centros de reinserción que la Universidad de Almería celebra en la localidad de Purchena, en una comarca que, con todos mis respetos y aun consciente de las dificultades, denomino “El valle feliz”.

Este año he tenido el honor de ser la directora de este curso, en el que han participado casi cien alumnos, por tanto de compartir durante más días el aprendizaje y las experiencias intensas que han enriquecido esta semana.

El curso de Purchena tiene muchos atractivos. El primero de ellos, que se desarrolla en la primera línea del trabajo con menores conflictivos. En el valle del Almanzora existe un centro de menores casi en cada pueblo, integrado perfectamente con el entorno. Eso permite a este curso, convertido ya en un referente, conjugar el discurso teórico sobre el trabajo con  menores con el encuentro con la realidad.

Pero es que, además, hemos contado con unos ponentes de lujo, como profesionales expertos en sus respectivos campos y como seres humanos: el mítico jugador de baloncesto Juan Antonio Corbalán, la psicóloga clínica Ana Isabel Saz, el vicedecano de la Facultad de Educación de la UCM Luis Fernando Vílchez, el “hermano mayor” Pedro García Aguado, la jueza de menores de Málaga, Cristina Vilaplana de la productora de TV Accamedia,  los educadores y miembros del personal del centro de Oria, los alcaldes que fueron pioneros en la acogida de los pueblos del valle, la asociación GINSO.  Es un privilegio para mí conocerles  y contar con su amistad.

Pero el mayor atractivo de este curso de verano es la propia gente de Purchena y de Oria: Manuel Madrid, director del centro de menores Tierras de Oria; Juan Miguel Tortosa, alcalde de Purchena - qué suerte tienen los purcheneros-; Mari Carmen Padilla, Isa, Paqui, José Ángel, los educadores, los coordinadores, Fernando, Alfredo, Enrique, José Manuel, Jacinto, Carmen, la cocinera Lola, María… hasta el chef Ramón… Todos. Son ellos - su personalidad, su compromiso, su entrega, su calidez – quienes consiguen convertir estos días en una experiencia inolvidable, algo que hay que ver para creer.

Los centros de reinserción de menores situados en la comarca del Almanzora, acogen a chicos y chicas de biografías muy diversas. Para todos ellos, no obstante, el entorno del valle es una posibilidad de estabilidad, de arraigo, de esperanza. Todo lo que sabe transmitir este grupo humano excepcional.

Y es que el trabajo con los menores en esta comarca, aunque tuvo al principio muchas reticencias en los pueblos, se desarrolla en una verdadera comunidad donde interaccionan todos los organismos e instituciones implicadas en la acción social, pero también se compromete la sociedad entera, la gente de esta tierra, para implementar medidas educativas, regeneradoras, reinsertadoras, curativas. La experiencia de la reinserción laboral, por ejemplo, es extraordinaria porque implica una verdadera voluntad insertadora, por parte de  empresas que son empresas, es decir, caminos, aventuras, y no meramente negocios. Y por eso en estas tierras, el compromiso de todos consigue un porcentaje altísimo de reinserción sociolaboral.

Los chicos y chicas internados en los centros de menores tienen que aprender a dibujar de nuevo el mapa de su vida. El trabajo con ellos que lleva a cabo la gente generosa de esta comarca , con la ayuda extraordinaria de GINSO, sabe cómo ayudarles a hacerlo bien.

Muchas gracias por estos días inolvidables. Una parte grande de mi corazón vive ya todo el año en el valle feliz del Almanzora.






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