Esta es una camelia,
maravilla de Galicia que ya ilumina los jardines de aquella tierra. Crece
frondosa en arbustos altos como árboles, cuando el tiempo es frío, con colores
extraordinarios, elegante y poética.
Pero no tiene aroma.
¿Pierde belleza la
camelia por carecer de esta cualidad? ¿Es menos flor que otras flores?
La camelia me hace pensar
en cuántas veces enfocamos la mirada a la carencia del hijo o la hija, a lo que
nos gustaría que tuviera y no tiene, mientras pasa desapercibido todo lo que
tiene, tantas cualidades.
También me hace pensar en cuántas veces
enfocamos la mirada a la carencia del alumno o la alumna, a lo que nos gustaría
que hiciera y no hace, mientras pasa desapercibido todo lo que hace, incluido
el empeño que pone en trascender sus circunstancias. Me hace pensar en que con
frecuencia nos pasan desapercibidas sus cualidades. Sin embargo, cuando
distingues las cualidades de un alumno, puedes hacérselas ver. Y cuando uno
sabe para lo que vale, todo cambia.
A todos nos falta algo.
Igual resulta que los seres humanos somos como las camelias.
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