Comienza el curso con nuevos retos. Uno
de los más importantes será armonizar el aumento de alumnos con la disminución
de profesores a causa de los recortes. Los docentes, de hecho, estamos muy preocupados
aunque sentimos que la sociedad comienza a valorar nuestro trabajo. El último
barómetro de Demoscopia situaba a los
profesores de la enseñanza pública como la tercera institución más valorada por
los españoles.
Las familias afrontarán un reto
económico pero, sobre todo, educativo. Un buen primer propósito para los padres ante este curso podría ser favorecer la motivación de sus hijos, la necesidad de sentirse competentes, de hacer las cosas con gusto y
hacerlas bien. Los niños comprenden
fácilmente que el mayor premio de quien supera un reto es la satisfacción de haberlo
hecho. Y en esto los padres pueden ayudarles. Quienes esperan a sus hijos al
salir de clase con una bolsa de chuches mandan un mensaje: solo las recompensas
materiales son importantes. Quienes les esperan con mucho orgullo por su
esfuerzo y saben decírselo, les mandan un mensaje muy diferente: tú eres
importante. Lograr algo por uno mismo - desde apagar la play para estudiar hasta aprobar una
asignatura difícil - debe obtener el premio del reconocimiento de los demás y
de la satisfacción propia. A partir de la edad escolar, debe darse a los niños
la oportunidad de resolver, con su propia decisión y su propio esfuerzo, tareas
adecuadas. Si se las reconocemos,
les ayudaremos a sentir placer por el
trabajo bien hecho.
El tercer reto para las familias debería ser conocer a los
profesores. Este curso van a tener muchos más alumnos por aula, quien se acerque a informarles
sobre sus hijos y apoye su trabajo estará poniendo las bases de un curso con éxito.
Este año de los recortes y los centros masificados debería ser, más que nunca, el
de la colaboración entre padres y profesores y el del respeto por la
maravillosa relación que se establece en las aulas.
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