Lo primero que ha conseguido el Libro blanco del profesorado es generar una polémica absurda sobre un imposible planteado antes de tiempo: los profesores cobrarán más o menos según los resultados.
Una vez más, el razonamiento
profundo se ve lastrado por la necesidad de “titulares” o de distractores de la
atención del público; no quiero pensar que sea simplemente por banalidad.
Quisiera contribuir al debate con dos
puntualizaciones:
La primera: la carrera docente debe contener,
para ser tal carrera, complementos retributivos adecuados, pero es imposible
debatir sobre el contenido y la situación de los mismos sin haber diseñado
previamente, con cuidado y con calma, cómo va a ser esa carrera docente. Así
que, una vez más, empezamos la casa por el tejado, nos peleamos un rato por el
grosor de las tejas, derrochamos en la compra de dos o tres chimeneas y, como
dijo el clásico, luego fuese y no hubo
nada. Nunca construimos la casa.
La segunda: las retribuciones de un profesor
nunca pueden estar relacionadas con los resultados de sus alumnos, ni
cualitativos ni cuantitativos, porque según nos señalan machaconamente todos
los estudios internacionales, estos resultados están muy relacionados también
con el entorno social y económico de las familias. Las retribuciones de un
profesor, si forman parte de su carrera docente, deben estar relacionadas
únicamente con el profesor mismo: su formación, puesta en marcha y participación
en actividades de innovación y mejora educativa; implicación en la mejora del
centro; investigaciones; creación de materiales y recursos…
Un profesor no es un vendedor que pueda ganar
más o menos según los beneficios económicos que aporte a su empresa; ni un
futbolista a quien se incentive con primas para que meta goles; los profesores-
y ahora parafraseo a mis alumnos- jugamos en otra liga.
Completamente de acuerdo.
ResponderEliminar¡Qué le vamos a hacer! Otra vez en los medios informativos y no precisamente para reconocer la labor docente, sino para generar polémicas absurdas.
Un fuerte abrazo
Un abrazo, Carmen
Y todo queda de nuevo en nada, Javier. A ver lo que te parece el nuevo post. Un abrazo.
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